Comer al calor de las barricas
Cada vez son más las bodegas, que además de contar con gastrobares para disfrutar de sus vinos, ofrecen al visitante la posibilidad de sentarse a la mesa y de degustar unos menús más o menos elaborados, según las características del espacio
No son pocas las bodegas que ofrecen una experiencia completa en torno al vino. Ese recorrido integral por el proceso, que puede arrancar incluso en ... el viñedo para conocer el suelo y las variedades de uva, continúa por las tolvas de recepción antes de llegar a las naves de fermentación o las de barricas –ya en la bodega– y avanza por los botelleros, concluye muchas veces en una mesa con la doble posibilidad de disfrutar de una cata comentada o de una comida completa maridada con las diferentes referencias elaboradas por la casa.
Lo habitual es que esas comidas –son bastante más frecuentes que las cenas– remitan a la cocina más tradicional. Legumbres, patatas con chorizo, verduras de temporada y chuletillas al sarmiento, suelen ser referentes obligados en cualquier escenario de La Rioja. Sin embargo, hay otros escenarios en los que la experiencia gastronómica que se ofrece adquiere una entidad propia.
Es el caso de Marqués de Riscal. La bodega riojanoalavesa ofrece la posibilidad, a los visitantes que recorren su Ciudad del Vino, de sentarse a la mesa de un Estrella Michelin. El restaurante gastronómico del complejo enoturístico –que incluye también un hotel de cinco estrellas– está dirigido por el cocinero de Ezcaray, Francis Paniego. En su carta se presentan exponentes de una gastronomía que sobre la base de lo local ha evolucionado por las vías de la modernidad y el dominio de la técnica que cultiva el pelaire.
Alta cocina –aunque no ha alcanzado el reconocimiento de ninguna guía por la singularidad de su oferta– es también la que ofrece Marqués de Murrieta. La bodega logroñesa atiende solo bajo reserva y la comida es el colofón a la visita guiada por la centenaria bodega fundada por Luciano Murrieta y que ya elaboró su primer vino en 1852. Al reservar se puede solicitar también un maridaje con siete vinos para acompañar los diferentes platos.
En Rioja Alavesa, el restaurante El Puntido es el espacio culinario de la bodega Viñedos de Páganos, galardonado con el premio Best Of al Turismo Vinícola 2023. Como suele ocurrir en los grandes restaurantes gastronómicos, ofrece dos tipos de menú degustación cuya composición varía según la época del año porque se basan en el producto de temporada.
«Con 7 u 8 años preparé mi primer plato, unos huevos pericos que a mi padre le encantaban»
En Ramón Bilbao también dieron hace ya algunos años –no muchos– los pasos necesarios para complementar la experiencia de la visita a la bodega con otra gastronómica y habilitaron un espacio de restaurante que se añadía a la oferta del gastrobar.
Los sábados, la bodega jarrera sirve comidas (previa reserva) articuladas en menús cerrados que van desde 'El Legado del Tiempo' con patatas con chorizo y chuletillas, maridadas con vinos de la bodega; a otro 'vegetariano' denominado 'Placer terrenal' o 'Fino equilibrio' con las verduras y el bacalao a la riojana como protagonistas del primero y las pochas con verduras, en el segundo.
Son muchas las bodegas que, aunque no dispongan de un restaurante como tal en sus instalaciones, van incluyendo la opción de comer en la propia instalación bajo reserva previa. Este es el caso, por ejemplo, de Vinícola Real que ofrece la posibilidad de vivir una experiencia que lleva al visitante a conocer tanto los monasterios de San Millán (Yuso y Suso) para volver a la bodega albeldense y conocer los Códices, siguiendo el camino de los '200 Monges' para concluir degustando un menú riojano en el comedor mozárabe en los calados de la bodega.
Bohedal, Viña Real, Finca Los Arandinos, FyA, Marqués de Vargas, Rioja Vega... son algunas de las bodegas que repartidas por toda la Denominación invitan al visitante a sentarse a la mesa para degustar sus vinos.
Las estrellas Michelin que brillan en las mesas de las bodegas
Marqués de Riscal puede presumir de contar con una estrella Michelin en el restaurante de su Ciudad del Vino, sin embargo, el de la bodega de Elciego no es un caso excepcional, aunque tampoco es lo habitual.
Ambivium también cuenta con un 'macaron' en la fachada del restaurante ubicado en la bodega Pago de Carrovejas (Peñafiel). Nació en 2017 con el objetivo de completar la experiencia propuesta por la bodega en torno al vino de Ribera del Duero.
También dentro de esa denominación, en Quintanilla de Onésimo, Bodegas Arzuaga ofrece al visitante la posibilidad de disfrutar de la cocina de la zona –con una notable presencia de la caza, que se obtiene de la propia finca– y los vinos de Ribera del Duero. El restaurante taller hace posible ese atractivo maridaje.
También en Ribera se encuentra Abadía Retuerta Le Domaine que, entre otros tesoros, alberga el restaurante Refectorio en el que 'cultiva' la cocina de territorio, con protagonismo especial para el lechazo, la caza (perdiz, principalmente) y la pesca (trucha de los ríos castellanos).
Saliendo de Ribera del Duero, pero sin alejarse mucho de La Rioja, en el Larrabetzu (Vizcaya), Eneko Atxa dirigel restaurante Eneko –una estrella– en la bodega de txakoli Gorka Izagirre. Este restaurante supuso el despegue del cocinero vasco que luego, abrió Azurmendi, apenas unos metros más arriba de la bodega, y con el que ha alcanzado ser un cocinero triestrellado.
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