La cerveza cobra fuerza con el calor
España es un gran consumidor de cerverza (el segundo del mundo) pese a las campañas que intentan acercar a los bebedores más jóvenes hacia el vino
La cerveza eleva sus cifras de consumo a partir de estas fechas, cuando el calor comienza a hacerse más intenso y la sed demanda, para ser mitigada, un producto que pueda consumirse más fresco que el vino. Los jóvenes son los principales consumidores de cerveza, aunque desde hace algún tiempo, estos se han convertido en el principal objetivo de las campañas de promoción vinícola, principalmente, en La Rioja para 'redirigirlos' al consumo de un producto de enorme peso económico en la región.
El origen de la cerveza no está claro, aunque no hay duda de que es milenario. Todo apunta a que fueron los sumerios los primeros que empezaron a elaborar algo parecido a lo que hoy conocemos como cerveza.
Hace 9.000 años, en Oriente Medio, en lo que ahora más o menos coincide con el actual Irak, los sumerios elaboraban una 'bebida fuerte' en la que la cebada jugaba un papel importante.
La primera receta que se conserva se encuentra en el Código de Hamurabi, de la antigua Mesopotamia, que se guarda en el Museo del Louvre de París, y el Museo Británico de Londres custodia dos tablas de 5.000 año de antigüedad y correspondientes a un periodo similar, en el que se recoge una ofrenda de cerveza.
Después, fueron los egipcios los que comenzaron a beber un licor de cebada que, en ocasiones, combinaban –para aromatizarla– con miel, dátiles o canela propias de Oriente Medio.
Parece que los orígenes de la cerveza hay que buscarlos entre los sumerios, en Oriente Medio
Todo hace suponer que, a través de los egipcios, la cerveza llega a los griegos y a través de estos a los romanos, aunque este imperio mediterráneo se decanta más por el vino y relegan a la cerveza a las clases más modestas. Son los pueblos galos y germanos los que continúan con la expansión de esta bebida y los que, al parecer la 'bautizaron'. La diosa Ceres era la divinidad romana de la agricultura, cosechas y fecundidad, y en su honor, los galos denominaron a esa bebida como 'cerevisa'.
Durante la Edad Media son las abadías centroeuropeas las que ejercen de guardianas de esta bebida. Ellas se encargan de su elaboración y también las que van introduciendo diferentes variedades que acaban por 'corromper' las esencias tradicionales. Tanto es así que en 1516 el emperador Guillermo de Baviera se ve en la necesidad de decretar la Ley de Pureza, donde concreta que esa bebida se elabora solo a partir de agua, lúpulo y malta (en esa época, aún no se conocía la levadura).
Es en el siglo XVIII cuando se produce la gran expansión de la cerveza, un siglo después su producción se comienza a industrializar y en el siglo XX surgen las grandes compañías cerveceras que alcanzan gran prestigio. Ahora, la tendencia parece haberse invertido y son las producciones artesanas las que gozan de mayores loas y alabanzas.
Consumo desigual
Aunque la cerveza es una de las bebidas más consumidas en el mundo, los datos estadísticos arrojan curiosidades. No es sorprendente que sea la República Checa –según el estudio de Expensivity y la OMS– la que cuenta con un mayor consumo per cápita con 468 cervezas al año, España es la segunda 'potencia mundial' con 417. Alemania completa el podio con 411.
Países con una gran tradición cervecera como Estados Unidos o Bélgica no alcanzan las 300 cervezas anuales por persona, y sin embargo, Panamá con sus 373 se coloca en el sexto lugar de ese ránking.
En La Rioja, donde la elaboración de vino lo capitaliza casi todo, han surgido en los últimos años diferentes elaboradores artesanales que también han querido aportar la singularidad de esta tierra a la cerveza. Mateo, Bernabé, Ceriux y Palax son las referencias locales más reconocibles.
Diferentes variedades de un mismo producto
Como ocurre con el vino, en la cerveza también existen muchas variantes de un mismo producto.
Pero cuatro son los grandes tipos en los que se puede dividir esa bebida.
Bajo la denominación Ale se sitúa un grupo muy numeroso de cervezas que siguen el modo más sencillo de elaboración y utilizan levaduras con altas fermentaciones. Primero se expone a temperaturas en torno a los 25 grados durante tres o cuatro días y luego se deja reposar un par de semanas entre 13-16 grados.
Dentro de las Ale, cada país establece su subdivisión. Así, en el ámbito británico podemos encontrar la mild, bitter, pale ale, brown ale... mientras los germanos hablan de altbier o hölsch, por ejemplo.
Otra de las grandes familias son las lager, que hace referencia a la forma más común de elaboración, con fermentaciones bajas. Nace en el s. XIX cuando comienza a controlarse la refrigeración y Pasteur introduce las levaduras.
También se pueden establecer diferentes variantes como la pilsen –la más habitual en el mundo– originaria de Chequia, de color pálido y poco contenido alcohólico; Münchner hell, guardan muchas similitudes de sabor y color con la pilsen pero son menos secas; amber, de sabor fuerte y color, ambar (es la habitual de la Oktoberfest)...
También están las cervezas blancas o de trigo, ácidas y espumosas; las porter, muy suaves tanto de sabor como de grado alcohólico; y las stout, hechas con malta de cebada tostada.