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Decenas de personas contemplan el mosaico de la Villa Romana de Noheda. Virginia Carrasco

Una pasarela al imperio romano

El mosaico figurativo de la Villa Romana de Noheda, en Cuenca, abre al público | Miles de personas han visto ya la espectacular pieza del siglo IV, que, según los cálculos, contiene más de tres millones de teselas

Iker Cortés

Cuenca

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Sábado, 10 de agosto 2019, 00:11

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Es tan inmenso que la pasarela que se ha construido en torno al mismo, suspendida en el aire casi como por arte de magia, dispone de cuatro miradores. Son cuatro puntos clave desde los que admirar el mosaico figurativo más grande del imperio romano conocido hasta ahora y uno de los mejor conservados. Una impresionante pieza del siglo IV que, según calculan los expertos, contendría alrededor de 3,2 millones de teselas. «Normalmente, las teselas rondan los 5 o 7 milímetros, pero en esta obra son de entre 3 y 5 y hay algunas que apenas llegan al milímetro», explica entusiasmado el director de la excavación, Miguel Ángel Valero.

Desde el pasado 19 de julio y hasta el 31 de agosto, la obra, ubicada en el yacimiento de la Villa Romana de Noheda, una pedanía del municipio de Villar de Domingo García, a poco más de 18 kilómetros de la ciudad de Cuenca, está abierta al público de forma provisional y gratuita a través de una exposición titulada 'Noheda: abierto por obras'. Hasta el momento han visitado más de 8.000 personas el complejo. La idea es que los visitantes puedan ver los trabajos de restauración de la obra, que comenzarán en breve y que no deberían llevar más de cinco meses.

Con seis paneles figurativos -el mito de Enómao, Pélope e Hipodamia, dos pantomimas, el juicio de Paris y el rapto de Helena, el cortejo dionisíaco y varios motivos marinos- y representaciones de grandes dimensiones -Atenea, sin ir más lejos, supera los dos metros-, los arqueólogos encontraron tan magno mosaico en 2005, en el suelo del 'triclinium', algo así como el salón de la casa. Un espacio de unos 290 metros cuadrados, que se organizaba en torno a una fuente y en el que hasta este momento se han enfocado la mayor parte de las excavaciones. La villa, por su parte, alcanza las diez hectáreas y cuenta con espacios «en un estado de conservación muy bueno», comenta Valero.

Arriba, el dedo de Miguel Ángel Valero señala una de las minúsculas teselas; debajo, tres cabezas decapitadas en el mito de Enómao, Pélope e Hipodamia, y el director de las excavaciones. Virginia Carrasco
Imagen principal - Arriba, el dedo de Miguel Ángel Valero señala una de las minúsculas teselas; debajo, tres cabezas decapitadas en el mito de Enómao, Pélope e Hipodamia, y el director de las excavaciones.
Imagen secundaria 1 - Arriba, el dedo de Miguel Ángel Valero señala una de las minúsculas teselas; debajo, tres cabezas decapitadas en el mito de Enómao, Pélope e Hipodamia, y el director de las excavaciones.
Imagen secundaria 2 - Arriba, el dedo de Miguel Ángel Valero señala una de las minúsculas teselas; debajo, tres cabezas decapitadas en el mito de Enómao, Pélope e Hipodamia, y el director de las excavaciones.

El arqueólogo calcula que apenas se ha excavado un 5% del complejo, unos 4.500 metros cuadrados. Así, se ha exhumado un sector de la 'pars' urbana, el área residencial de la villa destinada a acomodar al propietario y a su familia -cinco habitaciones en torno al 'triclinium' y las termas, que son casi 1.000 metros cuadrados-, una parte de la 'pars' rústica, que es donde se ubicaban los cuartos de los esclavos, y distintas dependencias que circundan el peristilo, el patio central del complejo. Y los trabajos han dado sus frutos porque «también se ha encontrado uno de los conjuntos escultóricos más abundantes de la península ibérica, con más de 550 fragmentos».

Con toda esta información, está claro que el 'dominus' o señor de la villa era alguien importante, pero poco más se sabe. «Hasta el momento no tenemos ningún dato científico que pueda darnos una pista pero la arqueología va dando sorpresas año a año y yo confío en que en alguna campaña encontremos algún epígrafe que nos permita tirar del hilo», explica. En su opinión, el dueño «era alguien de la alta aristocracia que tendría muchísimos recursos económicos y muchísimas relaciones sociales porque, por ejemplo, hay 30 tipos de mármol distintos como parte de la decoración del complejo, lo que implica adquirir mármol de todo el arco mediterráneo».

Cuenta Valero que la de Noheda es como casi todas las villas de la Tardo Antigüedad, un rincón dedicado al ocio y al negocio. Es un complejo rural «donde se hacía aún más rico el propietario pero al mismo tiempo servía como elemento de autorrepresentación». Estas villas empezaron a adquirir importancia tras la crisis del siglo III. «Muchos 'dominus' comenzaron entonces a incrementar las visitas al campo», explica Iván González, presidente de la Asociación Cultural 'Villa Romana de Noheda'.

Consciente del enorme valor del yacimiento, el Ayuntamiento de Villar de Domingo García puso en marcha el año pasado un centro de interpretación dedicado al complejo. «Lo que queremos es que el pueblo tenga más vida», dice la concejal de Cultura, Carmen Ballesteros. Lógico para un municipio que solo tiene censados 214 habitantes.

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