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Triunfos y una afición que ilusiona en Aldeanueva
Carla Otero y Óscar López 'Gallito' cortan tres orejas cada uno en la tercera del Racimo de Oro
La plaza de toros de Aldeanueva de Ebro volvió a llenarse de juventud una jornada más. Numerosas cuadrillas de chavales poblaron los tendidos de esta ... coqueta plaza. Los había que ni habían tomado la comunión. Expectantes observaban la mayoría todo lo que en el ruedo ocurría. Las conversaciones entre ellos afirmaban que no era la primera vez que se dejaban ver por una plaza de toros. Los tendidos reflejaban una imagen de la ilusión en una tarde en la que los sueños se agolpan todavía más en el ruedo, tardes en las que tratas de observar si hay futuro a pesar de que los chavales llegan a las plazas con apenas rodaje.
La tarde
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Plaza de toros de Aldeanueva. Se lidiaron cuatro novillos de Hermanas Azcona, con movilidad pero escasos de fuerza en su conjunto. De transmisión escasa y blandos de manos.
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Carla Otero, de nazareno y oro. Dos orejas y oreja.
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Óscar López 'Gallito', de teja y oro. Dos orejas y oreja.
Los dos novilleros, o mejor dicho, el novillero y la novillera, porque en la tarde de este viernes hizo el paseíllo una chica, trataron de ofrecer su mejor versión. Carla estuvo dispuesta en su primero, trató de hacerse con la desigual embestida del animal. Armó la obra por ambos pitones, alcanzando mayor personalidad en la recta final, cuando el animal bajó revoluciones y atemperó su carácter. Anduvo buscando la colocación siempre, y en esa búsqueda dibujó buenos naturales sueltos. Metió la espada y paseó dos orejas. En su segundo estuvo más relajada. Toreó con más sentimiento o transmitía más. Se cruzó siempre, pero al novillo le faltaba fuerza y eso desarmó la faena. Pinchó y cortó una oreja.
Con una larga cambiada Gallito recibió en el tercio al segundo. Los quites esta vez por verónicas Carla y por chicuelinas Óscar. Se lucieron con el capote en casi todos. De rodillas se hincó en los medios para citarlo con la muleta, pero la escasa fuerza del animal le impedía seguir el viaje. Por ambos pitones hubo buenos muletazos sueltos, ya que se enfriaba la faena cuando el animal perdía las manos. Tiró de recursos al final, porque si hay algo que saben ya estos jóvenes es la técnica. Metió la estocada y dos orejas. Más relajado estuvo también en su segundo, al que le sacó también buenos muletazos. Tras la estocada, cayó una oreja.
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