Javier García Turza (derecha), con el prior de San Millán. Justo Rodríguez

«San Millán es el origen de todo»

García Turza considera el texto de Braulio fuente de «cómo se expandió el cristianismo en La Rioja y la Cantabria visigótica»

J. Sainz

Logroño

Domingo, 19 de octubre 2025, 20:02

Entre la bucólica imagen del pastorcillo con su rebaño y la del ermitaño que, tras haber vencido innumerables ocasiones al demonio, es llamado a los ... cielos, hay una vida de cien años, todo un siglo de prodigios. Son los que relató en 'Vita sancti Emiliani' el obispo Braulio de Zaragoza, hechos (o invenciones) que, a su vez, le contaron a él Citonato, Sofronio, Geroncio y Potamia, discípulos de san Millán en el eremitorio hoy conocido como Suso, e incluso su propio hermano, Fronimiano.

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El texto original está datado hacia el año 640 pero lo que se conservan son copias de los siglos X y XI. El profesor Javier García Turza ha localizado y estudiado diecisiete de estos códices latinos y uno en portugués. Son manuscritos que, en su día, fueron utilizados para la liturgia y el rezo en los monasterios e iglesias de San Millán y Silos, Toledo y Segorbe, Coimbra y Alcobaça (estos en Portugal), y Montecasino y Roma (en Italia).

Según García Turza, con su 'Vita' Braulio pretendió «promover la imagen de San Millán e inspirar su devoción, ofrecer a los religiosos y a la sociedad circundante modelos de comportamiento ético y espiritual, impulsar su santidad tanto en el ámbito popular como en el eclesiástico y propagar su culto».

Portada del libro. F. S. M.

A su juicio, la hagiografía que Braulio realiza del santo está «repleta de tópicos» que, entre otros aspectos, responden «al ideal de vida eremítica», y los milagros que le atribuye «están estrechamente relacionados con los que obró Jesús»: «Sana a los enfermos, predice la destrucción de una ciudad, Cantabria, resucita a una niña, da de comer y beber a los necesitados y derrota repetidamente a los demonios». Sin embargo, la importancia del propio autor, el obispo de Zaragoza, es por sí misma prueba suficiente de la del santo: «Junto con san Isidoro, Braulio es uno de los personajes más cultos del panorama religioso hispánico», afirma.

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Además considera un aporte muy valioso «su descripción del territorio, de las clases sociales de la época y de cuestiones económicas», coincidente, en su opinión, con la historiografia de los siglos VI y VII. Esto la convierte en «una obra realmente rica desde una perspectiva histórica».

Dos ejemplos: esa reiterada presencia de demonios habla del paganismo y, por otro lado, el intento de Dídimo, obispo de Tarazona, por controlar la creciente fama de un ermitaño, habla de los intereses de la Iglesia por extender y ampliar su poder.

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«San Millán –concluye García Turza– es el origen de todo: es el origen del monasterio y del culto al santo, pero también de una parte del cristianismo en este territorio. A partir de esta obra tenemos elementos de juicio para saber cómo se expandió el cristianismo en esta parte de La Rioja y de la Cantabria visigótica».

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