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Escena de 'Cáscaras vacías', de Lazona y el Centro Dramático Nacional. :: L.R.

Primeros ensayos del genocidio

El Bretón acoge la coproducción de teatro inclusivo de Lazona y el CDN, obra de Magda Labarga y Laila Ripoll Las víctimas de la eugenesia nazi inspiran 'Cáscaras vacías', en el Festival de Teatro

Jonás Sainz

Logroño

Sábado, 7 de octubre 2017, 00:56

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«¡Vamos a proceder a la desinfección! ¡Desvístanse, rapidito! Ropa en un lado, zapatos a otro. Vamos, vamos... ¡No se duerman, deprisa!» Con órdenes inquietantes comienza una red de historias tejidas a partir de las víctimas de la operación Aktion T4, nombre en código que los nazis dieron a su programa de eugenesia aria destinado a eliminar a individuos con alguna discapacidad, a quienes consideraban 'vidas indignas de ser vividas' (en alemán, lebensunwertes leben). 'Cáscaras vacías' -también los llamaban así- es el título de la tragicomedia con formato de cabaret y teatro inclusivo, escrita y dirigida por de Magda Labarga y Laila Ripoll, que hoy se representa en el Bretón (a las 20.30 h.) en el primer fin de semana del 38º Festival de Teatro de Logroño.

«Entre 1939 y 1945 -recuerdan las autoras- en la Alemania nazi científicos, médicos, enfermeras, cuidadores, mataron a más de doscientas mil personas aplicando lo que llamaron eutanasia a quienes calificaban no aptos para la comunidad. Apenas se ha hablado de estas víctimas. Como si su sufrimiento y su muerte no contara o importase menos. Con ellas se experimentó, sus cadáveres se dibujaron en atlas de anatomía y sus cerebros formaron parte de 'colecciones científicas' de respetados institutos».

La obra, coproducida por la madrileña Lazona y el Centro Dramático Nacional, pone el foco directamente sobre las víctimas, interpretadas por actores con alguna discapacidad: «Tratamos de poner voz y cara a estas personas a las que se 'eliminaba' porque suponían un lastre y un gasto económico», explica la actriz Patty Bonet. Le acompañan sobre el escenario Natalia Abascal, Raúl Aguirre, David Blanco, Ángela Ibáñez y Jesús Vidal. «Esta historia es dura -añade Bonet- pero es muy necesario contarla porque las personas con discapacidad siguen sufriendo discriminaciones que muchas veces son fruto del desconocimiento».

«Uno de los aspectos más terribles de esta terrible historia -concluyen Labarga y Ripoll- es que quienes cometieron estos asesinatos fueron científicos, hombres y mujeres educados, personas de su tiempo envueltas en la indiferencia de una sociedad anestesiada por la burocracia y la propaganda. Una sociedad preocupada por la salud, la excelencia y la productividad, extraordinariamente parecida a la nuestra».

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