Miguel de los Santos
El mítico locutor presenta hoy, en la Casa de los Periodistas, su libro 'Flor de avispa' acompañado por sus compañeros de emisora Manolo González y Juan de Dios Rodríguez
María Aguirre
Jueves, 4 de septiembre 2025, 07:42
Miguel de los Santos (Valdemoro, 1936), quien esta tarde presenta su novela en Logroño, inició su carrera en Radio Intercontinental en 1957 y trabajó ... en la Cadena SER y en TVE, pero su sueño era el de ser escritor.
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– Cuando empezó en la radio en los años 50, España era muy distinta a como es ahora. ¿Qué papel cree que jugaba la radio en la vida de la gente y cómo le moldeó como profesional?
– Fue un desengaño asumido desde el principio, porque efectivamente no había libertad de prensa y, por tanto, el hecho de decidir seguir la carrera de periodismo no tenía más horizonte que el poder llegar a escribir algún día. En aquellos momentos el periodismo en España tenía muy poco que decir. Se hacían crónicas culturales y sociales, alguna que otra crítica a los munícipes de los ayuntamientos y lo demás corría a cargo del Estado, que tenía un programa informativo en la radio, y posteriormente en la televisión, manejado por la dictadura franquista.
«Para mí escribir es haber logrado aquel sueño y propósito de mi más tierna infancia»
– Entonces, ¿escogió esa carrera para poder ser escritor?
– Sí, fue mi camino para conseguirlo. Pero mi vida profesional en los medios de comunicación me impedía ponerme a escribir, porque exigía un tiempo total de tu vida y yo no disponía de él. Pude empezar a dedicarme a la narrativa, que era mi propósito y lo que más me gustaba, cuando dejé los medios.
– A finales de los años 60 dio un salto a la televisión con programas musicales y culturales. ¿Algo que destacar de esa etapa?
– Era lo que había y al final tenías que atenerte a lo que te ofrecían. Yo fui uno de los afortunados que pudo gozar de múltiples ofertas en dos de los tres medios que había en ese momento en España, que eran Cadena SER y Televisión Española. El tercero era Radio Nacional de España, donde inicié mi carrera de una manera muy tímida y testimonial.
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– Si tuviera que escoger entre la radio o la televisión, ¿con cuál se quedaría?
– En principio era un hombre de radio. Aquella televisión era tan precaria en medios técnicos que no me gustaba, porque te quitaba espontaneidad y no te permitía centrarte en la presentación, la entrevista o el diálogo. Era estar más pendiente de los medios técnicos, que te obligaban a un comportamiento que no era excesivamente natural.
– Y, en su opinión, la radio era...
– Más espontánea, natural, directa. Los primeros años disfruté mucho más en este formato hasta que me llegó una oferta de Televisión Española de tres años para viajar por todo el continente de Iberoamérica. Ahí me encargué de mostrar la cultura, historia, folclore, raíces, arte y personajes de aquel maravilloso y extraordinario continente que cambió mi vida. Me puso más en contacto con mi propósito: la narrativa.
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– ¿Algún periodista que le guste del panorama actual?
– Por encima de todos, yo soy fan de Carlos Herrera, a quien conocí en sus inicios en la Cadena SER cuando yo ya era un profesional asentado. Él llegó muy joven con unas ideas y un estilo muy peculiar que, en mi opinión, con el tiempo ha ido cristalizando en el mejor comunicador de los medios audiovisuales que hay actualmente.
– Al viajar por Latinoamérica pudo ver de cerca su sociedad y cultura, ¿le sorprendió algo?
– Absolutamente todo. A Hispanoamérica le debo el haber cambiado mi perspectiva personal de la sociedad humana y del mundo en general. Allí volví a descubrir lo que era el sentido de la existencia humana y la fe en un ser superior que nos anima y protege de los peligros de la vida.
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– Entrevistó a célebres como Neruda, García Márquez, Benedetti o Allende. ¿Alguno cambió su visión del mundo?
– Me siento impregnado de todos ellos. La prueba son mis novelas que, inevitablemente para mí, están llenas de realismo mágico. Un estilo que se inició en España con Don Quijote, de Miguel de Cervantes.
– ¿Qué le ofrece a usted la escritura a nivel personal?
– Una satisfacción enorme. Para mí es lograr mi propósito en la etapa final de mi vida, aquel sueño de mi más tierna infancia. Escribir me hace sufrir y gozar por partes iguales.
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«Hispanoamérica me ha cambiado mi perspectiva personal de la sociedad y del mundo»
– Su última novela, Flor de avispa, está situada en la etapa de la Nicaragua sandinista. ¿Cómo surgió?
– Está inspirada en un personaje que me llamó la atención por la dicotomía de sus actuaciones. Era un sacerdote, poeta y revolucionario nicaragüense, Ernesto Cardenal.
– ¿Qué simboliza en la novela?
– El misterio de la redención. Todos cometemos errores en nuestra vida. A veces errores tan graves que dañan a otras personas y vivimos con la esperanza de poder redimirnos de aquella culpa. En el caso de Aquiles Zapata (personaje que da nombre a Ernesto Cardenal en la novela) comete uno de los pecados más imperdonables.
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– ¿Qué van a encontrarse los lectores en las páginas del libro?
– Pasión, amor, dolor, horror. Y diversión en algunos momentos.
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