Borrar
Bradley Cooper y Clint Eastwood.
La penúltima bala de Clint Eastwood

La penúltima bala de Clint Eastwood

El cineasta firma, a sus 84 años, el mayor taquillazo de su carrera, apelando con 'El francotirador' a la vena más patriótica de los estadounidenses

Óscar Bellot

Viernes, 13 de febrero 2015, 12:56

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Clint Eastwood ni siquiera fue la primera opción de los estudios para mover los hilos de uno de esos relatos que tanto emocionan al público estadounidense. El proyecto le llegó de rebote. Hubo de esperar a que Steven Spielberg renunciase al filme para que los responsables de Warner Bros. descolgasen el teléfono y le llamasen a su casa de Carmel by the Sea, el pueblecito californiano que lleva décadas viendo cómo este viejo cowboy desenfunda su cámara para armar una obra maestra tras otra.

Nada nuevo bajo el sol. Ya le había ocurrido años atrás, cuando el director de 'Salvar al soldado Ryan' dejó en sus manos la responsabilidad de llevar a la gran pantalla el libro en el que James Bradley, con la ayuda de Ron Powers, narraba la historia de su padre y de los otros cinco hombres que izaron la bandera estadounidense en la cima del monte Suribachi, propiciando una de las fotografías de guerra más célebres de la historia. Por aquel entonces, el 'rey Midas' de Hollywood, en calidad de productor, y quien fuera el mayor emblema del 'spaghetti western', como realizador, tejieron una alianza que se tradujo en un díptico sobre la batalla de Iwo Jima -'Banderas de nuestros padres' y 'Cartas desde Iwo Jima'- recompensado con seis nominaciones a los Oscar y una estatuilla dorada. Con Spielberg enfangado en otras aventuras, el tándem de 'El francotirador' habría de tener otra rueda, la de Bradley Cooper. Mas, lejos de moverse al ralentí, se ha convertido en el más veloz de cuantos vehículos ha pilotado el veterano cineasta.

A sus 84 años, Clint Eastwood firma con el biopic de Chris Kyle, el ejecutor más letal de la historia de los Navy Seals, el mayor taquillazo de su prolífica carrera como director. Las cifras son incontestables. Noventa millones de dólares recaudados durante su primer fin de semana en la cartelera estadounidense convertían a 'El francotirador' en el mejor estreno en la historia del cine estadounidense para un mes de enero y el segundo debut más exitoso de todos los tiempos de una película clasificada como apta sólo para adultos, por detrás únicamente de 'Matrix Reloaded'. El viernes 16 de enero, día en que hizo su puesta de largo en 3.555 salas, amasó 30,5 millones de dólares, casi cinco millones más de los que sumó 'Avatar' en 2010. Un día le bastaba, por tanto, a Eastwood para reventar el anterior récord de uno de sus largometrajes. 'Gran Torino' había conseguido 29,5 millones de dólares en 2009 y para ello había precisado del fin de semana completo.

A finales de enero, 'El francotirador' había dejado ya más de 217 millones de dólares en las cajas de los cines estadounidenses. Un dato que le situaba a la cabeza de las cintas bélicas más exitosas de la historia. Tres semanas le habían sido suficientes a Clint Eastwood para robarle el liderato a Steven Spielberg, quien lo ostentaba desde que en 1998 desembarcara a Tom Hanks en las playas de Normandía para 'Salvar al soldado Ryan'.

Sorpresa

Muy atrás quedaba el precipitado estreno en cuatro salas el 25 de diciembre, con el único propósito de que pudiera competir en la carrera por los Oscar. Una urgencia que se vería convenientemente retribuida semanas después, cuando recibía seis candidaturas a los premios que concede la Academia de Hollywood. Pocos eran los que habían previsto oír tantas veces el título de boca de los presentadores del evento. 'El francotirador' protagonizaba la sorpresa positiva al tiempo que otro filme concebido para reinar el 22 de febrero, 'Selma', se despeñaba con un par de nominaciones.

Película, actor (Bradley Cooper), guión adaptado, montaje, edición de sonido y mezcla de sonido son los apartados en los que concurre como finalista la trigésimo cuarta película como director de Clint Eastwood. Cierto es que en casi ninguna de ellas parte como favorita. Y por apuntar más peros, el cineasta no figura entre los candidatos a mejor director, categoría en la que ha incluido su nombre dos veces como ganador ('Sin perdón' y 'Million Dollar Baby') y otras dos como nominado ('Mystic River' y 'Cartas desde Iwo Jima').

El último de una estirpe legendaria

Pero a estas alturas son pocos los que dudan que Eastwood es el último representante de una estirpe de clásicos de la que forman parte realizadores como John Huston, William Wyler, Howard Hawks o John Ford. Hombres que tejieron con su modo de concebir el séptimo arte un hermoso relato de los avatares de una nación a la que bastaron dos siglos para convertirse en la principal potencia mundial.

Ninguneado como actor por quienes consideraban el western un género menor y a Eastwood como un intérprete cuyos únicos dones se circunscribían a su gesto ceñudo y su desempeño con el revólver, este hombre nacido en San Francisco en 1930 presume, décadas después, de ser el autor de un puñado de joyas que figuran grabadas con letras de oro en la mente de los cinéfilos. Una impresionante colección de obras maestras que arranca en 1971, con 'Escalofrío en la noche', y en la que sobresalen títulos como 'El sargento de hierro' (1986), 'Bird' (1988), 'Sin perdón' (1992), 'Un mundo perfecto' (1993) o 'Million Dollar Baby' (2004).

Capaz tanto de romper el corazón de los espectadores retratando el amor entre una ama de casa desencantada y un fotógrafo de 'National Geographic' ('Los puentes de Madison') como de bucear en los más tenebrosos secretos de un grupo de amigos ('Mystic River'), de explorar las miserias de quien fuera considerado un dios por millones de estadounidenses ('J. Edgar') y de mostrar la grandeza del líder que renunció al odio con tal de hermanar a un país ('Invictus'), pocas son las muescas que le restan por poner en su revólver.

Pero, lejos de pensar en la retirada, este sujeto que desafía el progresismo imperante en Hollywood mantiene intacto el ánimo de contar historias, por mucho que éstas, como ocurre con 'El francotirador', dividan al personal entre quienes la tachan de ejercicio de patrioterismo exacerbado y los que la consideran la hermosa historia de uno de esos héroes que sustentan la libertad de Estados Unidos. Quizás sea porque quienes, como él, ostentan el estatus de leyenda únicamente han de rendir cuentas ante su propia conciencia.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios