El director de orquesta chileno Luis Toro Araya. LTA
Luis Toro Araya | Director asistente de la Orquesta Nacional de España

«La música tiene el poder de conectar a la gente y la cultura tiene el deber de llamar a la unidad»

La Rioja Festival ·

Con el joven director chileno al frente, este sábado la ONE regresa a Logroño después de 29 años para interpretar el Concierto de Aranjuez con el guitarrista riojano Pablo Sainz-Villegas como solista

J. Sainz

Sábado, 25 de mayo 2024, 09:40

«La música se trata de emociones». Pensando así no es extraño que Luis Toro Araya (San Vicente de Tagua Tagua, Chile, 1995) se entienda con Pablo Sainz-Villegas. El joven director de orquesta chileno y el guitarrista riojano comparten hoy el escenario de Riojafórum (a las 19.30 horas) en el regreso de la Orquesta Nacional de España (ONE) a Logroño después de una ausencia demasiado larga de veintinueve años. Lo ha hecho posible La Rioja Festival, que promueve y dirige el propio instrumentista, y que hoy, en su penúltima jornada, vivirá el momento culminante con ese maravilloso adagio del Concierto de Aranjuez. Pablo en estado puro con una gran orquesta y un nuevo amigo a la batuta que habla su mismo idioma:el de la emoción.

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– ¿Cómo se presenta la ONE en una ciudad en la que no toca desde 1995, que es, casualmente, el año de su nacimiento?

– Es una coincidencia curiosa. Pero, en todo caso, para la Orquesta y para mí es un verdadero honor. Parte del cometido cultural de esta institución es llevar la música ante el público de todo el país y resulta muy satisfactorio poder estar en una comunidad en la que ha surgido algo gigante como La Rioja Festival.

La Orquesta Nacional de España

«Parte del cometido de la ONE es llevar la música al público de todo el país»

– Sorprende lo joven que es usted y que ya tenga una carrera tan brillante, además de la gran responsabilidad de dirigir a la Orquesta Nacional de España.

– En esta temporada he sido renovado como director asistente y es un gusto sentir que confían en mí para un evento tan importante.

– «La música se trata de emociones». Es algo que también acostumbra a decir Pablo Sainz-Villegas. Emoción y exigencia.

– Exacto. El rigor técnico no solo es imprescindible, algo que se nos exige y que nos exigimos nosotros mismos para ser dignos de las obras y los compositores que interpretamos. Pero, además, es a partir de ahí que se abre el espacio de las emociones.

– El programa de este sábado se ha configurado a partir del 'Concierto de Aranjuez' para que La Rioja tenga la oportunidad de escuchar a Sainz-Villegas en su mayor esplendor. Ya conocemos su visión como solista, su gran pasión por esta obra de Rodrigo. ¿Cuál es el enfoque desde el punto de vista del director?

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– Es una obra emblemática y muy famosa en todo el mundo. La partitura es muy profunda, llena de colores. Hay una gran historia detrás de sus notas. Sobre todo el segundo movimiento requiere una gran sensibilidad. Yo entiendo que el papel del director consiste en manejar a la orquesta para que el solista tenga libertad sonora. Y buscar los colores, las luces y los detalles con que acompañarle desde el mismo lugar emocional.

El Concierto de Aranjuez

«El director debe manejar la orquesta para dejar libertad sonora al solista»

– ¿Hay 'feeling' con Pablo?

– Pablo es fantástico como artista y como ser humano. Nos entendemos de maravilla. Creo que compartimos la búsqueda de una sonoridad nueva e ir un paso más allá en intensidad. Es un músico increíble, capaz de hacerse con la orquesta y con el público

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– Al maestro Rodrigo se debe en buena medida la incorporación de la guitarra clásica al repertorio sinfónico. ¿Qué la hace tan particular como instrumento?

– La guitarra es difícil de acompañar. Tiene una manera de representar distinta al resto de instrumentos. Pero tiene una raíz muy potente ligada a una tradición más popular y cercana. Es algo que no se encuentra en la composición clásica pero que le aporta una singularidad fascinante.

– Volviendo al programa, que es muy variado, el concierto arranca con 'Galdosiana', de Laura Vega, compositora residente del festival. ¿Qué puede decir de esta pieza?

–Es la primera vez que interpreto una partitura de Laura Vega. Tiene un lenguaje muy particular que le permite expresarse con gran claridad. Una textura muy amable para el público, que conecta y que no pretende abrumar.

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– Y, por último, la Sinfonía n.º 7 de Beethoven, un monumento musical que podremos escuchar en Logroño poco después de haber conmemorado el bicentenario de la colosal Novena.

– Fundamentalmente, la dificultad de ciertas obras tan grandes, entre ellas esta, consiste en que hay que afrontarlas con gran respeto. Yo me pregunto: ¿qué tengo yo que decir ante esta música imponente del gran Beethoven? Pienso que es al mismo tiempo un honor y una celebración y que debo afrontarlo justamente así, con respeto y fidelidad a la partitura y al espíritu del autor. Y, precisamente por esto mismo, también con valentía.

– También hace falta valentía para que la música clásica, normalmente elitista y cara, llegue al gran público sin desvirtuarla.

– Yo creo que necesitamos tener mayor apertura de miras. Quienes estamos en este mundo tenemos cierta responsabilidad al respecto y debemos hacer una labor pedagógica. Hay que buscar instancias para poder compartir este patrimonio con mucha más gente.

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– ¿Tiene la ONE una misión pedagógica en ese sentido?

– Por supuesto. Hay que explicar cómo funciona la música y ahondar en ese concepto de compartirla. Cada vez que se llevan a cabo iniciativas educacionales o conciertos familiares se constata el gran interés que despierta la música clásica.

– También las instituciones culturales tienen una responsabilidad moral ante el mundo, ¿no cree? ¿Cuál es su mensaje en estos tiempos políticamente tan polarizados y de beligerancia?

– Como dice Simon Rattle, la música no va a hacer que el mundo se detenga en sus calamidades, pero puede dar un cierto alivio. Yo creo que la música tiene el poder de conectar a la gente y que la cultura tiene el deber de llamar a la unidad.

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– El lenguaje de las emociones, que diría Pablo.

– Eso es. La música es capaz de poner piel de gallina a pieles de cualquier color. La música es de todos.

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