Sobre el poder de la ficción

El autor que lo ha ganado este año, Benjamín R. Rosado, es la primera vez que publica una novela. Lleva mucho tiempo en el mundo de papel, trabajando como periodista especializado en música clásica (aspecto que no aparece en la obra) pero nunca antes se había lanzado al mundo de la ficción a este nivel. No tengo claro que vaya a servir de lanzamiento internacional, pero es una novela que se deja leer y atrapa por un discurso apabullante, en su capacidad de unir e interconectar historias una detrás de otra.

En los tiempos que vivimos, es una vuelta a la narración por el placer de contar. Pero no es solo un cúmulo de historias entrelazadas sino un canto a la ficción como forma de enfrentarse al mundo. El protagonista va buscando una posición en la vida y esta le llega como contador de historias. Pero, claro, para poder contarlas las tiene que vivir, aunque no esté especialmente interesado en ello.

Sus aventuras se convierten en una versión moderna de las novelas de aventuras y sentimentales pasadas por el tamiz de la meta-ficción. El narrador es el protagonista de las historias pero es, a la vez, un escritor que las convierte en novelas. El protagonista actúa como una especie de Saint-Exupéry que se mueve en el mundo de la aviación con hélice, el tráfico de cocaína en avioneta y la Amazonia pero que, como escritor, vive los lances de los procesos editoriales y se dedica a la filología teórica en el estudio de los orígenes del lenguaje.

Durante su lectura quedé enganchado durante la primera parte y disfruté menos de la segunda, en la que la ficción y la realidad se mezclan hasta no distinguirse. Es, de cualquier manera, un libro que merece la pena leer.