Crítica literaria

Relaciones desiguales

La autora ahonda en la violencia sin golpes en la pareja

Luis Ángel Adán León

Sábado, 18 de octubre 2025, 08:28

La violencia dentro de la pareja ha dejado de ser algo que no se comentaba y ahora se persigue y denuncia, aunque no lo suficiente, ... visto lo visto. En mi opinión, es bueno hablar de otro tipo de violencia sexual sin golpes. El maltrato de baja intensidad, sin moratones.

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De las listas interminables y variadas de libros presentados en septiembre, había una novedad de autora novel que ha aparecido en varias, este 'Comerás flores' de la gallega Lucía Solla Sobral, que fue fruto de una beca para una estancia creativa y que muestra una madurez sorprendente.

Nos presenta a un personaje joven que acaba de perder a su padre, que representaba toda la vitalidad e imaginación de la familia, con un trabajo precario pero que le permite vivir de forma independiente, y con los ramalazos propios de la niña pequeña de la familia.

«El delicado lirismo y una crudeza visceral se alternan en la prosa de esta novela, también una historia de crecimiento»

En ese hueco vital que ocupaba su padre aparece un hombre mayor, atractivo y seductor. Ella se deja seducir y abandona suavemente su independencia y sus sueños para acabar atrapada y diluida en los de él.

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Así contado parece que he destrozado la historia, pero lo que la hace interesante no es ese tema, que puede serlo, sino la forma en que lo narra. Con una prosa en la que alterna el lirismo delicado con la crudeza visceral. Y, a la vez, adopta un tono sin aspavientos en el que la intimidad se presenta sin grandes sucesos, el amor y el desamor se muestran sin obviedades facilonas, y la toxicidad de una relación posesiva se manifiesta sin golpes ni violencias físicas.

Además, la novela es mucho más, es una historia de crecimiento, que supone superar el duelo de un padre muerto y un canto a la amistad como refugio. La protagonista aprende a construirse desde esa disolución de sí misma en la que la había embarcado su relación tóxica con ese hombre suavemente posesivo. No es un portazo y una huida. Es una afirmación tranquila de sí misma, que ya ha superado ese dulce infierno en la que la tenía recluida. Muy recomendable.

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