La programación de abril que ha seleccionado la Filmoteca Riojana Rafael Azcona inicia sus proyecciones formulando un pequeño ciclo para esta semana compuesto de dos ... títulos acomodados en un epígrafe vacacional y prosaico definido como 'Cine familiar en Semana Santa'. Una pequeña muestra que se dirige al público más joven sin desestimar a su público habitual. Las firmas de Steven Spielberg, con su arrollador 'Ready player one' (2018), y el gran maestro japonés de la animación, Hayao Miyazaki, con su última obra, 'El chico y la garza' (2023), son los invitados a ofrecer algo más que entretenimiento y evasión.
A partir de las 19.30 y en la sala Gonzalo de Berceo el primer turno le corresponde al imbatible Spielberg y su inmersión en la fantasía visual que propone 'Ready player one', una descomunal aventura virtual que se podría definir como la búsqueda del Santo Grial en tiempos de avatares y mundos paralelos.
La acción se sitúa en el año 2045, en Columbus (Ohio), la ciudad de mayor crecimiento demográfico. En esta urbe densa y en una zona periférica en la que los más humildes viven en torres de complicado equilibrio, vive el héroe de la función, Wade Watts (Tye Sheridan), un inquieto joven que para suplir la falta de alicientes de la realidad se introduce en un juego imaginario llamado Oasis.
Un relato distópico que comienza con los marchosos acordes de Jump, el tema de la banda de rock Van Halen, tiene bastante ganado a su audiencia. Suena la canción y Wade va saltando desde su ático por balcones y escaleras mientras su voz narrativa explica que la inmediatez es tan fastidiosa que mucha gente se refugia en el juego creado por el visionario James Halliday (Mark Ryalance).
La muerte de Halliday y un reto que establece para conseguir su inmensa herencia empresarial anima a Wade y su avatar Percival a introducirse en una absorbente epopeya y épica misión acompañado de su amiga Samantha (Olivia Cook) y otros colegas en titánica lucha con el facineroso Sorrento (Ben Mendelson), un corporativista ambicioso.
Ritmo trepidante, citas cinéfilas, persecuciones y peleas a destajo, todo muy catártico pero la moraleja es simple: hay que pasar más tiempo en el mundo real.
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