Hoy es una jornada galáctica. Todo gira alrededor de Los Planetas. En la sesión matinal de cine oportunidad de revisar 'Segundo premio' (2024), ... de Isaki Lacuesta y Pol Rodríguez. Un vermú visual en la Filmoteca y a modo de calentamiento que nos trasladará, ya de noche, al Palacio de los Deportes, donde la mítica banda granadina ofrecerá una actuación con intenciones de recuperar el tiempo perdido. Momentazos estelares que hay que aprovechar.
Hoy es un día de culto. Se recordará, seguro. Para coger aire e imbuirse de la escarpada génesis de la creación de un álbum único, la película. Obra de un cineasta que redefine a la contra el género musical y subvierte el trazado biográfico. El de Girona filma su producto utilizando la aplicación zoom desde una habitación de hospital donde daba instrucciones a su colaborador, Pol Rodríguez, mientras cuidaba de su hija enferma. Una producción que nació tumultuosa, se llevó la Biznaga en el festival de Málaga y fue la elegida por la Academia de cine español para representar a España en los Óscar.
Se quedó en el camino pero su estela es inclasificable. Su estilo alborotado, sus licencias narrativas, su tratamiento heterodoxo y el particular enfoque sobre los claroscuros de un grupo de rock sumido en una crisis de todo tipo, incluida la artística, la auparon a la categoría de litúrgica, que no está nada mal.
Para empezar, una voz en off confesional, a modo de cuaderno de bitácora, articula la pauta de un ejercicio donde se solapan debilidades y fortalezas de Los Planetas. Una ruptura sentimental, abandono de miembros del conjunto, incorporación de nuevos músicos, diferencias plásticas, alcohol, drogas, malos rollos y un compromiso que terminar. Un revoltijo propio de gente al límite, entre la consciencia e la inconsciencia, a la que Isaki Lacuesta acuña una hipnótica mirada.
El teatro como terapia
Para disfrutar de la premisa escénica de 'Las vidas de Sing Sing' (2024), de Greg Kwedar, nada mejor que visionarla en la localización del Teatro Bretón. Una pieza que cerró la 69 edición de la Seminci de Valladolid y nos sumerge en los intramuros de la prisión de máxima vigilancia de Sing Sing ubicada en el estado de Nueva York.
Está inspirada en eventos reales y cuenta la entrega de unos animosos reclusos por integrarse en un taller de teatro ensayando obras de fuste de dramaturgos como Shakespeare.
Planteamiento coral, muchas voces narrativas y un puñado de hombres que tratan de amoldarse a sus papeles de ficción con una pasión que echa chispas. La cárcel, como institución para la reeducación y reinserción, da una oportunidad a reclusos para motivarlos y ofrecerles un sentido a su privación de libertad.
Es una historia de autodescubrimiento, búsqueda de respuestas y la lucha por ser uno mismo en un mundo que pocas veces te concede la posibilidad de salir del pozo. El tema no es nuevo pero su estilo naturalista entre áspero y emotivo y la veracidad que aportan los figurantes no profesionales y reos auténticos le insuflan realismo e intensidad.
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