Desde ayer y hasta el domingo 23 de marzo se celebra en Málaga la vigesimoctava edición del Festival de Cine Español. Una cita ineludible para ... testar y tratar de sondear el nivel y las expectativas de nuestro cine. Una cinematografía en auge, que en los últimos tiempos se ha venido arriba, con una abundante producción de ficción y documentales, que trata de buscar, en algunos casos, su lado más artístico y arriesgado.
Publicidad
La efervescencia inusitada que atraviesa el panorama audiovisual en todos sus registros se hace patente en la sección oficial del certamen. Nada más y nada menos que 43 trabajos, de toda índole y condición, se van a poder ver en sus diferentes pantallas.
La parte competitiva hace acopio de 22 largometrajes, 15 españoles y 7 latinoamericanos. Simultáneamente hay otra sección oficial pero fuera de concurso que acoge la nada desdeñable cifra de 21 títulos. Haciendo un balance rápido y a vuelapluma, cabe considerar este suculento encuentro como un torbellino frenético en el que va a ser imposible visionar todos los filmes. Por lo tanto, puede darse el caso que el jurado se decante por premiar una película que, por motivos de solapamiento, no hayas tenido la ocasión de ver al coincidir en hora dos piezas interesantes.
Lo que menos le gusta al informador es el amontonamiento de propuestas y la imposibilidad de recoger toda la cosecha programada. Así las cosas (se levantó una protesta que corrija este desmadre) el bloque a concurso se estrenó con el pase de 'La deuda' (2024), largometraje producido, escrito, interpretado y dirigido por Daniel Guzmán. Un thriller con anotaciones sociológicas (desahucios, gentrificación) y psicológicas acerca de las segundas oportunidades y la redención de la culpa. Guzmán da vida a un perspicaz bribón, Lucas, que cuida de su anciana madre y procura hacer todo lo posible por pagar la deuda bancaria que evite su desalojo. Para conseguir el dinero se introduce en turbios asuntos, además de soportar la aflicción que le traumatiza al sentirse culpable por la muerte de un chaval de once años que entró en un centro médico con paro cardíaco minutos después que Lucas robase el desfibrilador. Su trauma está narrado a ritmo incesante. La película gustará cuando llegue a la cartelera comercial.
¡Oferta especial!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión