Sin gloria para Diego Urdiales
El torero de Arnedo cierra su paso por San Isidro con dos nuevas actuaciones en Las Ventas en las que no consigue destacar ni dejar pasajes reseñables
Nos encontrábamos ante otra historia. O al menos eso queríamos creer, en una tarde diferente a la que vivimos el pasado miércoles, tediosa por el ... espantoso juego de las reses de Fuente Ymbro y en la que Urdiales pasó sin más. Porque cada jornada de las veintinueve de San Isidro son un nuevo capítulo, pese a que el ritual sea el mismo, y eso nos llevó al tendido otra jornada más. Estábamos ante la vigésima cita. Diego Urdiales regresó este viernes por la tarde a la Monumental de Las Ventas y esta vez lo hizo vestido en terno verde botella y azabache que estrenó en Sevilla el pasado año y con el que salió a hombros tras una tarde magistral. Quizá evocando a la suerte, que la necesita para dar forma a una temporada que se viene cuesta arriba.
Frío fue de salida el primero de Victoriano del Río que saltó al ruedo y con el que Urdiales abrió la tarde. Cuando quiso meterlo en los vuelos, sujetarlo y encajar la figura para torear bonito a la verónica, cuando iba a romper el primer olé, que se entreescuchó, el toro salió suelto, buscando salida y desentendiéndose como aquel con el que no va la cosa. El animal no fue fácil, luego en la muleta tenía un ritmo algo descompuesto y salía con la cara por encima del estaquillador, dificultando que Urdiales pudiese componer series limpias. Tampoco Urdiales lo vio claro, se le notó algo dubitativo a la hora de plantarle la muleta en la cara y citarle. No hubo firmeza pese al intento. No alargó demasiado la faena y pronto cambió la ayuda por el estoque para tirarse a matar. Al primer encuentro pinchó y fue en el segundo cuando enterró el acero y fue silenciado.
Un imposible fue estirarse a la verónica con el que hizo cuarto, un Victoriano muy agarrado al piso que se movió sin ganas y en ocasiones dormido, bastante perezoso. Talavante le hizo el quite tirando por chicuelinas, de mano muy baja, que tampoco llegaron a coger vuelo. En el tramo de muleta, al toro le faltó brío, se movía, quería, no tenía mala calidad porque metía bien la cara pero salía muy aletargado. Siguió por el derecho Diego, emocionante esa serie, porque templó y consiguió ligar los muletazos que esta vez sí que tuvieron buen empaque y expresión. Trató de darle sitio al toro para no apocarle, con sutileza todo. Fue como un aire fresco que inhalamos y que nos reanimó. Pero duró poco. Se apagó enseguida y el trasteo careció de volumen porque el animal iba y venía sin importarle una pizca lo que dejaba atrás. Le faltó celó y empujar la muleta, pese a que Urdiales se la corriese. Entre la indiferencia de muchos y algunas protestas, Diego rubricó de una estocada punto delantera con la que le costó que doblase.
Feria de San Isidro
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Plaza Plaza de Toros Las Ventas.
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Toros Se lidiaron toros de Victoriano del Río y Toros de Cortés (6º). El 1º, con movilidad pero de fea embestida; el 2º, con mejores inicios que finales; el 3º, de buena condición; el 4º, paradote y de escaso fondo; el 5º, sin fuerza; y el 6º, repetidor y con transmisión. Lleno.
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Diego Urdiales: de verde botella y azabache. Pinchazo, estocada (silencio); estocada (silencio).
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Alejandro Talavante: de gris perla y oro. Estocada baja (silencio); pinchazo, bajonazo (silencio).
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Ángel Téllez: de blanco y plata. Estocada caída, aviso (oreja); pinchazo estocada, aviso, descabello (oreja). Puerta grande.
La tarde se la llevó Ángel Téllez, que salió en volandas por la puerta grande tras cortar una oreja a cada uno de sus dos toros. Más peso tuvo la segunda, la que le cortó al sexto tras una faena en la que hubo profundidad en los muletazos. Rompió Madrid y lo conquistó. La plaza rugió, se entregó y lo acompañó en un idilio breve y emocionante. Fue una faena armónica, en la que hubo pasajes realmente grandiosos.
Llegó sustituyendo a Emilio de Justo, y de esas cosas del destino salió triunfador. Como si le estuviese guardando en secreto la tarde soñada. A él le brindó la faena a su primero, al que quitó por chicuelinas con un muñequeo perfecto. En el inicio de faena se dobló por bajo, profundo, firme en el piso, hasta sacar al toro hasta casi los mismos medios. Vibrante fue la primera serie por el derecho. Se la jugó en un remate y le volteó. Tras el percance, le costó más al toro tomar los vuelos ya que se fue apagando pero Téllez ahí aguantó tirando de él y sacándose naturales de gran calado. El cierre con la rodilla flexionada y por bajo puso al público en pie. Mató y cortó una oreja.
Completaba el cartel Alejandro Talavante, que volvía a Madrid para hacer su tercer paseíllo en esta Feria de San Isidro. Su mejor pase fue en su primero, el segundo de la tarde, al que le sacó algunos muletazos preciosos sobre todo en el inicio. El toro le costaba, y cuando se sentía podido protestaba. No logró continuidad. Con su segundo tampoco, se apagó.
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