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Urdiales roza la tragedia entre un vendaval

Viernes, 18 de marzo 2022, 20:07

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La climatología no es que se esperase buena. Valencia lleva días con previsión de lluvias y tiempos bastante inestables, y ayer el viento fue el que se hizo protagonista del día. Sopló fuerte durante toda la jornada, molestó mucho y generó instantes de gran tensión y peligro, un gran enemigo. Diego Urdiales volvía a la capital valenciana en uno de los carteles más rematados de la feria de Fallas. Junto a Manzanares y Roca Rey cruzó el ruedo el diestro de Arnedo entre las primeras rachas de aire frío. De sangre de toro y azabache. Elegante. Fue el primer gran puerto de la temporada para Diego, de los que pesan y de los que marcan para los próximos. No es que a Urdiales le haga falta demostrar a estas alturas, en su vigésimo tercera temporada, qué gran torero es, pero todo ayuda y más en los tiempos revueltos que vivimos. No anduvo con suerte. En el cuarto, incluso rozó la tragedia. El toro le prendió fuerte al rematar una serie, cuando ya salía de ella y le había perdido la cara al animal. El toro se arrancó, le arrolló y le volteó con violencia, causándole un fuerte golpe en la cara cuando, ya en el suelo, le pisoteó. Paliza seria. Fue un toro que no humilló durante toda la lidia, deslucido y que se desplazó sin entrega. No descolgaba en los engaños y la emoción quedó anulada por la sosa embestida del astado. El toro fue a menos y a Urdiales le fue imposible armar una faena sólida. Enterró el acero tras el percance y fue ovacionado.

Otra ovación saludó en su primero, tras estoquear al toro con el que comenzó la tarde. Valencia es una de esas pocas plazas de primera que a Urdiales le falta por conquistar. No le fue posible tampoco con este primer animal de Victoriano del Río que brindó al público. El toro fue repetidor, apretó fuerte de salida para dentro en el saludo capotero, y después Bernal lo midió mucho en el caballo, sobre todo en la segunda vara. A la faena tuvo que darle forma Diego en el tercio, entre las dos rayas, que era donde menos molestaba el viento. Un trasteo marcado por el fuerte aire, que se puso molesto. No cesó en el empeño de extraer lo que hubiese, colocándose siempre en los terrenos que queman. Tuvo armonía la primera serie con la mano diestra pese al viento. Diego tuvo que imponerse, además, a la exigente embestida, perdiéndole pasos para lograr hilvanar muletazos, pues al toro le costaba salir de los vuelos y era pegajoso en ocasiones. Con una estocada casi entera y varios descabellos pasaportó al animal. Estuvo firme, se impuso con la maestría adquirida con los años.

Roca Rey cortó una oreja a su primero tras una importante faena a un buen toro que embistió pronto, con brío y emoción. El peruano consiguió que fluyese el toreo y lo importante, que llegase al tendido. A su segundo le faltó esa transmisión. Manzanares destacó en su segundo, sobre todo en los sensacionales pases de pecho a la hombrera contraria, largos y con hondura. El toro tuvo son, repito con ritmo y el alicantino aprovechó. Hoy Urdiales vuelve a casa tras salir ileso, y lo hace junto a Morante y Juan Ortega. Tarde importante.

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