Animadísimo comienzo de la 24.ª Semana de Música Antigua, con un inesperado lleno casi total en la sala de cámara de Riojafórum y un ... bello espectáculo «dos en uno» a cargo del grupo instrumental Delirivm Musica y de dos bailarines de La Floreta, joven compañía especializada en danza histórica. En programa, danzas y músicas de la época de la corte de Felipe V, primer rey Borbón de España, y de sus dos esposas italianas (las dos reinas que figuran en el título), donde convivieron de forma enriquecedora y ejemplar compositores franceses, españoles e italianos.
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El programa se distribuía en tres bloques, integrados cada uno por un Preludio a guitarra sola, una o más danzas con la intervención bailada de La Floreta y una sonata para el grupo instrumental solo. El primer bloque lo inició una chacona de F. Corbetta pulsada a medio gas por Ramiro Morales con su guitarra barroca, al que se unieron el resto del grupo instrumental en un tono algo grisáceo con la 'Folie d'Espagne' en versión de Marin Marais y una Sonata de J. M. Hotteterre en una interpretación bastante más vigorosa. En este bloque destacó claramente la intervención de los bailarines Jaime Puente y Diana Campóo, con sus pasos tan elegantes, su presencia escénica y su claridad gestual. Para la mayoría del público era algo nuevo e insólito este tipo de danza tan auténtica, despojada de muchos tópicos añadidos por la tradición a lo largo de los siglos. Hay que destacar que Diana Campóo es una destacada autoridad europea en danza histórica.
En el segundo bloque, la música levantó vuelo claramente, comenzando con la bellísima Pavana de Gaspar Sanz desgranada de forma cristalina por el guitarrista Ramiro Morales, a la que siguieron una serie de danzas en las que el grupo Delirivm Musica mostró sus verdaderos valores con el flautista Juan Portilla al mando, expresivo y preciso con las diferentes flautas de pico que tocaba y contagiando de energía y trasparencia a Beatriz Amezúa, segura con su violín barroco, a María Saturno, espléndida a la viola de gamba y a Jorge López-Escribano, perfecto en el clavecín. Lucieron todos ellos gracia y chispa en las variadas danzas y solidez interpretativa en la preciosa Sonata en trío de una de las pocas compositoras de la historia, Élisabeth Jacquet de la Guerre.
El concierto siguió en ese nivel de excelencia hasta el final, con todo el grupo instrumental en estado de gracia, los dos bailarines entregados en ese bellísimo y sutil juego de seducción que es la danza barroca y el público entregado totalmente a los artistas.
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El programa se cerraba con un maravilloso Fandango del gran José de Nebra, en el que músicos y bailarines elevaron a tope la temperatura artística, dando lugar a tres excelentes propinas entre el entusiasmo del público. ¡Magnífico comienzo!
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