Quién nos iba a decir que terminaríamos refugiándonos en el órgano de La Redonda para poder oír algo de música clásica en Logroño! La pobreza ... de la oferta musical oficial es lamentable y no tienen más que ojear la programación para todo el primer semestre de 2025 de nuestros escenarios principales: el Teatro Bretón, cero conciertos, únicamente la ópera 'Il trovatore' (de meritoria iniciativa privada) y Riojafórum ni un solo programa sinfónico y escasamente algún acto híbrido que no invita a acercarse a esa incómoda ubicación del auditorio. Pero esto merece un comentario más jugoso y completo que espero ofrecerles en estas páginas próximamente.
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El nuevo año 2025 lo recibíamos alegremente a ritmo de vals, con el célebre Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena en la bellísima Sala Dorada de la Musikverein (con una colosal audiencia televisiva de mil millones de espectadores en todo el mundo)... y en Logroño con un excelente concierto de órgano a cargo del joven y extraordinario organista Joan Seguí Mercadal, que nos deslumbró por su madurez interpretativa y su extraordinaria técnica. El programa estaba muy bien planificado, con el efectista 'Carillón de Westminster' de Vierne, un clásico en los conciertos de órgano, para dar paso al insustituible J. S. Bach y su encantadora 'Wachet auf BWV 645' previa al impresionante 'Preludio y Fuga BWV 532' donde Joan Seguí dio rienda suelta a su formidable virtuosismo en una versión de altura. Le seguía una dulce 'Pastoral' de Frederic Mompou, acariciada con mimo en los teclados, para dar paso a la mayor obra para órgano de Franz Liszt, la Fantasía y Fuga sobre el coral 'Ad nos, ad salutarem undam', una monumental obra de cerca de media hora, una auténtica catedral sonora que pone en juego todas las posibilidades del órgano romántico y del organista más avezado. Fue una prueba tremenda para Joan Seguí, superada con brillantez y grandiosidad, con un despliegue virtuosístico al pedal y a los teclados a destacar, que el público reconoció con sonoras aclamaciones. Un gran concierto para recibir 2025.
Unos días antes, el 18 de diciembre, se celebraba en esta misma concatedral el concierto de órgano de La Esperanza a cargo del organista salmantino Jorge García Martín, que, sin desmerecer en absoluto como intérprete, no resultó lo redondo que se podía esperar, en mi opinión, por una desacertada elección de las obras programadas, básicamente transcripciones para órgano de Haydn y Albéniz (y ya sabemos que las transcripciones, aunque algunas veces enriquecen la expresión de la obra, también la traicionan, como me pareció ver en este concierto). Tanto la Introduzione de 'Las siete últimas palabras de Cristo en la cruz', como todavía más la sinfonía nº 26 'La Lamentatione', ambas de Joseph Haydn, sonaron pesantes e inexpresivas, especialmente esta última, que al perder su lenguaje sinfónico quedaba excesivamente al desnudo. Más interesantes resultaron las transcripciones de 'Rumores de la caleta', 'Granada' y 'Asturias' con una buena ejecución de nuestro organista. Pero la verdadera joya musical estaba en el centro del programa, con una monumental Improvisación, Preludio y Fuga, del propio Jorge García Martín, de grandes proporciones y formidable construcción formal, donde pudo explayar su enorme virtuosismo con exhibición de recursos técnicos al servicio de una música extraordinariamente bella, en la que se percibía el inmenso aliento del gran Bach, nada menos. Esta obra justificaba todo el concierto como un éxito. La pena es que, si alguien no lo remedia, no hay nuevo concierto de órgano hasta el día de San Bernabé, o sea, que no hay salvación para el aficionado clásico. ¡Voilà Logroño!
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