«Cada cierto tiempo pongo en crisis el lugar a donde he llegado con el dibujo»

Casi una década se ha prolongado el proceso creativo de los dos grafitos con los que el artista Nicolás Ortigosa Yoldi (Logroño, 1983) participa a partir de este miércoles y hasta el domingo en ARCO, feria de arte contemporáneo a la que regresa, por sexto año consecutivo, de la mano de la galería Moisés Pérez de Albéniz (MPA).

– Presenta dos dibujos, a modo de díptico, que ha ido creando entre los años 2015 y 2024. ¿Por qué un proceso tan largo?

– Los dibujos estuvieron catalogados para una exposición y luego volvieron a mi estudio, donde han tenido momentos de más acción, de reposo, de retomarlos... Son dibujos hechos en la acción y en el tiempo, y se han ido construyendo también en el no hacer.

– ¿Cómo se vive una relación tan prolongada con una misma obra?

– En todo lo que está y me orbita en mi estudio cabe la posibilidad del cambio, y estos dibujos, al haber estado conmigo tantos años, han ido formando parte de un proceso ligado a cada presente.

– ¿Alguna vez da por finalizada esa obra que le acompaña o siempre está abierta al cambio?

– No lo puedo asegurar. Es más complejo cambiarla desde el momento que sale y pasa a formar parte de una colección o de un coleccionista, pero nunca existe la certeza de lo que vaya a suceder.

– Pero este díptico que presenta en ARCO es obra terminada.

– Sí, a día de hoy es obra acabada.

– Su propuesta de hace un año en la misma feria estaba muy condicionada por la pandemia, circunstancia que supuso un punto de inflexión en su vida artística y personal. ¿Sigue pesando en su trabajo?

– Ahora es un elemento más integrado en mi trabajo, a veces de manera consciente y otras de manera inconsciente.

– A raíz de la pandemia se ha cuestionado de qué manera su obra tenía algo que decir en la nueva realidad pospandémica. ¿Ha llegado a alguna conclusión?

– En ese aspecto te hago colación a la obra que hace un año presenté en el CAB de Burgos, donde fue muy importante todo lo que sucedió en relación a la propuesta.

– Era una pieza en la que se podía jugar sobre sus lienzos, dispuestos a modo de mesa de pin pon, incluyendo así el componente lúdico y la interactuación con el público.

– Aquello fue algo muy emocionante en el sentido de que en cada momento la exposición estaba viva. Ofrecía la posibilidad de jugar y la predisposición de las personas a interaccionar con las obras, y a raíz de esa colaboración entre la obra y el espectador ha nacido también una nueva manera de mirar a mi trabajo.

– ¿Y ha seguido jugando o interactuando con el espectador?

– Esas experiencias se han integrado y están presentes de alguna manera hoy en mi trabajo.

– Se refiere al dibujo como «la actitud de un creador ante el acto de invocar el vacío». Hábleme de la elección del dibujo como su lenguaje artístico.

– Para mí, en cada época el dibujo va adquiriendo una nueva realidad, y cada cierto tiempo pongo en crisis el lugar a donde he llegado para poder llevar el dibujo a otro lugar en el que sea el propio dibujo el que me haga preguntas sobre hacia dónde se puede ir. Es una relación en la que, a través del trabajo y la crítica, se van dando pasos hacia adelante. Es decir, no concibo el dibujo como algo estático, sino con una capacidad de transformarse, de poder llevarlo a otro lugar.

– ¿Su vinculación con el mar (a través del surf) se traslada de alguna manera a su obra?

– En la energía, el movimiento, la abstracción, la naturaleza..., no hay barreras entre ambas cosas. Esa conexión es fundamental y la aplico cuando estoy creando y cuando estoy en el mar.

– ¿Qué supone estar en ARCO?

– Además de una feria, ARCO es encontrarse con coleccionistas, descubrir artistas, proyectos de futuro; es un lugar para descubrir, dialogar y tantas cosas como uno quiera. Por otra parte, hace año y medio entré en la colección INELCOM, asesorada por Vicente Todolí, y también estoy en las de Bombas Gens, DKV y del CAB de Burgos.

Temas

• Feria Internacional de Arte Contemporáneo de España (ARCO)