El caballero de la mano en el pecho y los pies en el suelo dedicado a mejorar el mundo
«Descubridor» del Greco, Cossío «mantuvo siempre una actitud entusiasta ante la vida porque convirtió en arte la fascinación por el saber»
En 1908 Joaquín Sorolla pintó de su amigo Manuel Bartolomé Cossío un retrato en el que el profesor aparece con ese semblante suyo, entre ... inteligente, triste y amable, de hombre trascendental. Impecablemente vestido con traje, corbata y abrigo oscuros, en una estancia escasamente iluminada en la que solo se ven dos objetos más: un libro sobre una repisa y un cuadrito en la pared, 'El caballero de la mano en el pecho'. La propia pintura de Sorolla guarda cierta semejanza con la emblemática del Greco, aunque en su retrato, Cossío, formal y expresivo solo con la mirada, oculta sus manos en los bolsillos.
No es descabellado imaginar que el libro sea 'El Greco', el estudio artístico y biográfico publicado por Cossío ese mismo año, que supuso un descubrimiento de la figura y personalidad del genio greco-español y su revalorización en el siglo XX a partir de una interpretación distinta e innovadora. Y aún abundaría en 1914, con motivo del tercer centenario de su muerte, en 'Lo que se sabe de la vida del Greco'. Seguramente otros estudiosos lo habrían hecho tarde o temprano, pero «su descubridor» fue él, fue él quien nos enseñó a mirar al Greco y a ver más alto a través de su obra.
El retrato pintado por Sorolla cuelga en el Museo del Prado junto a los del Greco. Un fragmento de su primer plano ilustra la portada del libro 'El arte de educar', de Luis Alfonso Iglesias Huelga, que parafrasea la máxima de su protagonista, 'el arte de saber ver'. «Querer ver, saber ver, percibir con la inteligencia procurando ir más allá de la simple mirada –apunta el autor ante el reto de una vida y una obra imposibles de resumir–. Cossío mantuvo siempre una actitud entusiasta porque convirtió en arte la fascinación por el saber».
Manuel Bartolomé Cossío. El arte de educar
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Autor: Luis Alfonso Iglesias Huelga
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Editorial: Renacimiento (Biblioteca de la Memoria)
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Número de páginas: 336
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Precio: 20,81 euros
Todo el ensayo es un erudito y al mismo tiempo ameno retrato del personaje; personaje y paisaje de un hombre descrito también como 'ambiente'. Su casa, la sede de la Institución Libre de Enseñanza, en Madrid, fue siempre frecuentada por la intelectualidad de la época, desde Juan Ramón Jiménez a los hermanos Machado. Y el Toledo de su pintor admirado, otra de sus pasiones, fue capital de su país soñado. De la mano de Cossío la visitó Albert Einstein durante su viaje a España en 1923, poco después de recibir el Premio Nobel, quien se quedó admirado ante un cicerone tan culto. También lo hicieron el arqueólogo Howard Carter, así como numerosos extranjeros de paso, muchos de ellos, como Le Corbusier, invitados por la Residencia de Estudiantes.
Ahora, mirar a Cossío en esas fotos y pinturas, entreverlo a través de su ejemplar obra educativa y divulgadora del arte, es también advertir en su aspecto y en su alma de hombre bueno un personaje digno de los cuadros del Greco e imaginarlo como una de las figuras estilizadas de Doménikos Theotokópoulos, expresión material de un espíritu elevado capaz de trascender de las cosas materiales del mundo sin por ello dejar de tener los pies en el suelo. Un hombre con la mano en el pecho entregado de corazón a mejorar el mundo.
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