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El fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga' (1888) de Antonio Gisbert. Museo del Prado
El Prado reivindica 'El fusilamiento de Torrijos', el 'Guernica' del siglo XIX

El Prado reivindica 'El fusilamiento de Torrijos', el 'Guernica' del siglo XIX

Emblema de la lucha por la libertad y contra el autoritarismo, es el único cuadro encargado por el museo

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Lunes, 25 de marzo 2019, 14:13

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En la celebración de su bicentenario, el Museo del Prado reivindica la relevancia de 'El fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga' (1888), la tela de Antonio Gisbert (1834-1901) concebida como símbolo de heroicidad y fraternidad, en defensa de la libertad y de la lucha contra el autoritarismo. «Es el 'Guernica' del siglo XIX», dice Miguel Falomir, director del museo que presentó el descomunal y conmovedor lienzo de Gisbert como la joya de la muestra 'Una pintura para una nación', en cartel hasta el 30 de junio.

«Es la única pintura encargada por el Prado en sus dos siglos de historia», añade Javier Barón, jefe de conservación de pintura del siglo XIX del Prado y comisario de la exposición. Hace notar que, «como el 'Guernica', se pintó por encargo del Gobierno». Tiene una dimensión igualmente descomunal -casi cuatro por seis metros-, y es «un poderoso símbolo de la libertad y contra los abusos del poder». «Es una pintura para una nación libre», comenta Falomir, recordando que la obra mayor del hoy llamado «pintor de las causas perdidas» fue un encargo Sagasta al inicio de sexenio revolucionario (1868-74) y contra la arbitrariedad absolutista de Fernando VII.

Es, en efecto, el cuadro academicista más relevante del último periodo de la pintura de historia en España y añade a su calidad plástica esa poderosa carga política. El Estado español, durante el gobierno liberal de Práxedes Mateo Sagasta, pagó 40.000 pesetas a Gisbert, antiguo director del Prado, para elaborar el lienzo que pintó para la pinacoteca entre 1886 y 1888. Ahora se presenta junto a dos bocetos preparatorios, estampas y documentos relativos a la pintura. Entre ellas la conmovedora carta de Torrijos a su mujer horas antes de morir y que se conserva en Congreso de los Diputados, y el boceto restaurado del fusilamiento que el Estado compró en 1999 y que se exhibe por primera vez.

Con una carga simbólica pareja a la obra de Picasso, fue pintada entre 1886 y 1888, glosada por Machado y Lorca y novelada por Chirbes, Marsé o Javier Marías

El lienzo de Gisbert «simbolizó la España más progresista hasta el franquismo», destaca Falomir. Recuerda que en los salones de muchas viviendas había un grabado del cuadro, «como ocurriría años más tarde con el 'Guernica'». Barón destaca que glosaron la simbólica pintura Machado, Lorca, Cossío o Ramón Gómez de la Serna, que aparece en pasajes de novelas más contemporáneas de Juan Marsé, Rafael Chirbes o Javier Marías, y que fue recreada por el Equipo Crónica.

Junto a 'Los comuneros'

El museo pretende devolver toda su relevancia a la tela cuando se cumplen 80 años del final de la Guerra Civil y la recuperación del esplendor del Prado y los 150 años de la nacionalización de las colecciones reales. La portentosa obra de Gisbert se exhibe confrontada a otra de su grandes lienzos históricos también cargado de simbolismo político: 'La ejecución de los comuneros de Castilla' (1860), el épico retrato de Padilla Bravo y Maldonado que se conserva en el Congreso de los Diputados.

Última carta de Torrijos a su esposa, Luisa Sáenz de Viniegra, del 11 de diciembre de 1831.
Última carta de Torrijos a su esposa, Luisa Sáenz de Viniegra, del 11 de diciembre de 1831. Congreso de los Diputados

Sagasta encargó en 1886 al pintor alcoyano el gran lienzo de 390 por 601 centímetros. Gisbert tardó dos años en concluir esta obra que homenajeaba al héroe liberal traicionado y asesinado 55 años antes, junto a 48 de sus compañeros dispuestos a derrocar a Fernando VII y cambiar el régimen absolutista por un Ejecutivo constitucional. Gisbert recorrió las playas de Málaga y localizó a algunos descendientes de los fusilados, y con las fotos de estos pintó los rostros de algunos de los asesinados. Con el pelotón tras quienes van a perder la vida, serenos ante los cadáveres de compañeros ya asesinados, el cuadro es de una estremecedora veracidad y su capacidad de emocionar y conmover ha sido comparada por algún crítico con 'Los fusilamientos' de Goya y el propio 'Guernica' que Picasso pintaría casi medio siglo después.

Al detalle

  • Qué Una pintura para una nación

  • Dónde Museo del Prado

  • Cuándo Del 26 de marzo al 30 de junio de 2019

  • Cuánto Entrada general (14 euros)

«Voy a morir, pero voy a morir como mueren los valientes», escribió el general José Mara Torrijos (1791-1831) a su esposa Luisa el último día de su vida, el 11 de diciembre de 1831. Junto a él fueron asesinados, entre muchos otros, Manuel Flores Calderón, expresidente de las Cortes, Francisco Fernández Golfín, exministro de la guerra, o el teniente británico Robert Boyd, quien había combatido en Grecia con lord Byron por la libertad.

«Se les pasó por las armas por defender las libertades contar el abuso del poder», constata Javier Barón. Horas después de escribir su sentida y postrera carta, el «caballero entre los duques, corazón de plata fina», como lo describió García Lorca en 'Mariana Pineda', fue fusilado ante el mar malagueño. La misiva está ahora junto al lienzo en la sala 61 A del edificio Villanueva, convertida en un suerte de santuario de la libertad.

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