El hispanista canadiense Adrian Shubert, ayer en Logroño. JUAN MARÍN

Adrian Shubert

Historiador

«Los cimientos de nuestras sociedades se han fraccionado y temo que lo que surja será algo feo»

El hispanista canadiense, que ofrece en el CCR una charla sobre Espartero, advierte del peligro que la ultraderecha representa para las democracias

J. Sainz

Logroño

Martes, 25 de noviembre 2025, 09:46

No es optimista Adrian Shubert. El hispanista canadiense, británico de nacimiento (Reino Unido, 1953), observa la actualidad con mirada de historiador y no le gusta ... lo que ve. Catedrático emérito de la Universidad York de Toronto, autor de 'Espartero, el Pacificador' (Galaxia Gutenberg) y la mayor autoridad académica en la figura del príncipe de Vergara, hoy pronuncia una conferencia sobre él en el CCR de Logroño (a las 19.30 horas). Haber estudiado a fondo el siglo XIX y conocer bien las consecuencias que tuvo en el XX le lleva a ser pesimista sobre el XXI: «Lo que parecían ser los cimientos de nuestras sociedades se han fraccionado y temo que lo que surja será algo feo».

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– Dice en 'La duquesa que pudo reinar', el libro de Marcelino Izquierdo que usted prologa, que ha aprendido algunas cosas de esa biografía sobre Jacinta Martínez de Sicilia.

– En mi libro sobre Espartero, Jacinta tiene un papel muy importante, pero no es lo mismo mirar a una persona desde la perspectiva de otra. Marcelino ha visto algo que yo no vi, la importancia de los momentos en que Jacinta no estaba junto a Baldomero.

– ¿Qué importancia tiene estudiar y divulgar el papel de personajes secundarios de la historia?

– Si la historia se limitase a los grandes personajes, a reyes y jefes de gobierno, a grandes militares o intelectuales, lo que era la historia hasta los años sesenta, sería muy aburrida y, peor aún, muy limitada. Es necesario ampliar el enfoque y estudiar a personas secundarias o las grandes masas más o menos anónimas.

– Y poner especial atención a la mujer, la gran relegada.

– Doña Jacinta, por ejemplo, forma parte de un grupo de mujeres, que en el siglo XIX, en general, y no solo en España, no tuvieron acceso a la esfera pública ni a la política y, a pesar de ello, consiguieron jugar un papel importante aunque fuera entre bastidores.

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MEMORIA HISTÓRICA

«No reclamar la tradición liberal del siglo XIX es amputar parte de la historia»

AUGE ULTRADERECHISTA

«Uno de los fallos de la democracia española es no haber educado a los jóvenes en política»

– También terminan siendo olvidados personajes que fueron protagonistas en su tiempo, como ocurrió con el propio Espartero salvo en Logroño y su Granátula natal. ¿Se debe a que su figura no terminaba de encajar en las épocas que le sucedieron?

– Precisamente a eso. Él muere poco después de empezar la Restauración, en la que se intentó montar un sistema político liberal libre de los mayores fallos anteriores, sobre todo del golpismo militar, y Espartero pertenecía a esa época anterior que se quería olvidar. Luego, cuando la República, tampoco encajaba por haber sido militar y liberal. Y, sobre todo, no encajaba en la Guerra Civil y en la dictadura franquista. Mola ya dijo que en esa guerra no habría abrazos de Vergara sino una victoria total. Espartero, para ellos, por muy militar que fuera, además mucho mejor que Franco, representaba todo lo opuesto. Y ya con la Transición había otras preocupaciones.

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– La memoria histórica no fue una de ellas.

– Entonces, no. Pero actualmente me ha llamado mucho la atención que el año pasado el Gobierno de España ha nombrado nueve lugares de memoria democrática de la época liberal, del siglo XIX, entre ellos la casa-palacio de Espartero en Logroño. Hasta ahora nadie ha querido reclamar la tradición liberal. Eso es amputar una parte muy importante de la historia del país.

– Franco dijo que había que borrar el XIX.

– El XIX significaba la pérdida del imperio, un país fracasado, desunido en política y enfrentado en guerras carlistas... Para Franco era un siglo desastroso; había que olvidarlo y empezar de nuevo.

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– En cierto modo es lo que hizo. Le debemos el retraso de España en tradición democrática.

– A algunos amigos no les va a gustar lo que voy a decir, pero es lo que creo: en España lo opuesto a dictadura, no solo era democracia, era república, y no se concede valor al liberalismo anterior a la Segunda República y al constitucionalismo anterior. Incluso la Primera República fue un fracaso absoluto.

– Entiendo que se refiere a la monarquía y la defiende.

– Voy a tratar de explicarme de otra manera. Yo nací en Inglaterra y he vivido casi toda mi vida en Canadá, así que mi jefe de Estado ha sido siempre el monarca del Reino Unido. En esta cuestión de monarquía o república soy absolutamente agnóstico. A mis amigos les digo que miren el mundo y se pregunten cuáles son las sociedades más atractivas e igualitarias hoy día: Suecia, Noruega, Dinamarca, Bélgica, Holanda... no son repúblicas. Pero me interesa menos el continente que el contenido. Si se puede construir una sociedad democrática, más o menos justa, bajo una monarquía, bien, que así sea. La república por sí sola no te garantiza nada: mira los Estados Unidos, mira Francia, con un presidente en la cárcel, mira Italia y los neofascistas, por no hablar de Hungría... Yo no cambiaría una buena monarquía por una república problemática.

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– ¿Ni siquiera teniendo en cuenta que fue Franco quien repuso a los Borbones en el trono?

– No me importa. Reconozco que fue así, pero lo importante es lo que vino después. Y, con todos sus fallos, y habrá más de los que somos conscientes hoy en día, el rey Juan Carlos tuvo un papel importante en que España pasara de la dictadura a la democracia. No digo que fuera él quien la construyó sino que formaba parte de ese proceso. Ya lo sé, se pueden discutir detalles, pero en líneas generales fue así.

– ¿Cómo interpreta el auge de la extrema derecha también en España y la exaltación del franquismo después de cincuenta años de la muerte del dictador y el hecho de que tantos jóvenes se sumen a esa corriente y sin apenas conocimiento de causa?

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– El auge de la extrema derecha no es exclusivo de España, está creciendo en todos los países ricos. En Canadá no tanto todavía...

– ... Ya tienen a Trump pretendiendo apropiarse del país.

– Pero esa puede ser la mejor vacuna al ser un cuerpo exterior o invasor (risas)... Con respecto a los jóvenes, en nuestras sociedades, en los países ricos, sus perspectivas son muy malas. Hay crisis de vivienda, crisis de empleo digno, crisis por el cambio climático... Nuestros sistemas políticos les están fallando. Casi parece lógico que busquen por otro lado.

– Pero habrá otras alternativas.

– Alternativas de izquierdas son pocas y sin grandes fuerzas. Las redes sociales contribuyen propagando argumentos simplistas, pero lo principal es ese caldo de cultivo. Uno de los grandes fallos de la democracia española es no haber educado a los jóvenes en lo que era la dictadura, en lo que vale la democracia. Esos jóvenes ni vivieron la dictadura ni han sido educados en lo que significó la dictadura y la guerra anterior.

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– Es urgente hacer pedagogía.

– Ha faltado una política de historia pública, de museos, monumentos, lugares históricos... que eduquen en el sentido amplio al público en general. España no tiene un museo de historia nacional, por ejemplo. Aquí hay alergia a los museos históricos y en general. El liderazgo político es fundamental. En los primeros veinte o treinta años de democracia no se hizo nada de memoria y luego fue dependiendo de quién estaba en el gobierno. Cuando el PP vuelva al poder, como parece muy probable, con Vox, ya sabemos lo que va a pasar. Lo que falta es una política de Estado y eso implica reconocer ciertas cosas que sucedieron en el pasado.

– Usted es uno de los fundadores del Museo Virtual de la Guerra Civil [vscw.ca]... ¡en Canadá!

– Es un proyecto impulsado por varias personas y respaldado por varias instituciones. Es significativo que no lo haya en España pero está creciendo mucho en contenidos y en interés.

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– ¿Qué pronóstico hace conociendo lo cíclica que es la historia?

– Un pronóstico que espero que sea fallido. Yo soy muy pesimista para el futuro en general. Reconozco y entiendo cada vez menos el mundo. Lo que parecían ser los cimientos de nuestras sociedades, que tampoco eran perfectas, se han fraccionado y temo que lo que surja será algo feo.

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