Licitado el arreglo del paso peatonal sobre el Leza del Camino de Santiago
El Ayuntamiento de Agoncillo ha solicitado permiso a la CHE para actuar y «llevar al río a su estado inicial»
El Camino de Santiago, en su ruta del Ebro, para por localidades riojanas como Calahorra, Alcanadre, Arrúbal y Agoncillo hasta conectar en Logroño con el recorrido francés. Buena parte del trazado coincide con el GR-99 (Camino Natural del Ebro) y, en sentido inverso, con el Camino Ignaciano. Como en todo largo recorrido, hay orografía que solventar con puentes, escaleras, túneles... y en Agoncillo, por donde habitualmente el río Leza baja con poca agua, el modesto paso peatonal resulta insuficiente durante las crecidas.
El río Jubera desemboca en el Leza unos kilómetros antes, después de Murillo, y las lluvias de las últimas semanas han incrementado notablemente el caudal de agua de los dos ríos. En Agoncillo hay dos pasos para salvar el cauce, uno junto al puente del tren, y que supone la ruta oficial del Camino de Santiago, señalizado como tal, y otro junto al puente de la carretera N-232. Ambos consisten en mojones de piedra en hilera que facilitan el paso de una orilla a otra, pero en momentos como el actual, en el que el torrente de agua arrastra muchas ramas, se han formado presas que provocan que el río se desborde por los laterales, desviando el cauce, haciendo inútil el paso y obligando a emplear la N-232 para pasar a la otra orilla.
Tanto Gobierno de La Rioja como Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) señalan al Ayuntamiento de Agoncillo como responsable del mantenimiento. La CHE expone, no obstante, que «es habitual que dicho paso, que es una huella seca, sea alterado por las crecidas invernales del Leza y Caminos Naturales tenga que acondicionarlo», aunque no les consta el desbordamiento del Leza.
La alcaldesa de Agoncillo, Encarna Fuertes, sí es consciente del «colapso» desde abril, pero el Ayuntamiento no ha podido actuar por la pandemia. No obstante, la alcaldesa informa de que ya ha solicitado permiso a la CHE para intervenir, licitando una obra que redistribuya las gravas para «llevar al río a su estado inicial» y procediendo a la «demolición y reposición de la losa de hormigón dañada».
