Escuela de pastores, un proyecto de todos en Brieva
Brieva de Cameros. Los dos pastores iniciales del gran rebaño se han marchado pero el pueblo se ha volcado en sacar adelante esta iniciativa contra la despoblación
Es un pueblo pequeño, no llega al medio centenar de habitantes. Desde hace meses el Ayuntamiento, con el respaldo vecinal, está tratando de poner en ... marcha un proyecto que persigue, sobre todo, no dar el brazo a torcer ante la despoblación rural. Se busca revertir esa tendencia y no solo para el pueblo, sino también para toda la comarca de las Siete Villas.
La pretensión de fondo es la creación de una escuela de pastores, tal y como ya funcionan en alguna otra comunidad autónoma, cuyas infraestructuras también han de servir para otros fines, todos ellos encaminados a atraer a nuevos pobladores.
Para ello se comenzó adquiriendo 1.156 ovejas y 26 cabras, con las que se formó un hermoso rebaño que, tras su aclimatación a la sierra, ha ido prosperando por estos pagos cameranos.
Pero, como en todos los proyectos hay altibajos y ahí es donde los vecinos del pueblo y algunas otras personas unidas a la localidad por determinadas circunstancias, han dado un paso adelante y mostrado su solidaridad y fe en la propuesta. Sucede que los dos pastores que se venían ocupando del rebaño, decidieron abandonar el proyecto.
«Hemos estado buscando pastores de fuera y en un pleno que tuvimos se pidió la ayuda de la gente del pueblo y se han volcado», explica el alcalde y principal promotor de la idea, Pedro Somalo. «Se han ido apuntando, primero las dos chicas que están ahora de pastoras, y la gente mayor que ha sido ganadera viene todos los días y les intentan ayudar en la organización», resume.
Ellas, Carmen y Laura Fernández, han dado un paso adelante y se van a ocupar de ser las nuevas pastoras. La primera, de 62 años, es natural de Brieva, y aunque se tuvo que ir con 10 año, ahora ha vuelto a raíz del confinamiento por la pandemia y se ha establecido en la localidad. Laura, de 21 años, natural de Vitoria y técnica de Veterinaria, también lleva el mismo tiempo en la villa y está dispuesta a quedarse.
Junto a ellas están algunos veteranos ganaderos del pueblo, que ya jubilados, están dispuestos a ayudar, para lo cual acuden a diario al aprisco central del proyecto a asesorar a las pastoras.
Uno de ellos, Fermín Barral, natural de Brieva y «ganadero toda la vida», reconoce que lo sucedido con los dos pastores es algo normal, «altibajos hay en todas partes», pero asegura que «en lo que yo pueda ayudar ahí estaré, porque con 70 años se hace lo que se puede».
Otro tanto dice Manuel García, también oriundo de la localidad y «ganadero de ovejas hasta hace pocos años». Para él, «aquí lo que hace falta es que venga alguien que entienda de ovejas», añadiendo que «de lo que yo sé, que he estado toda la vida con las ovejas, algo podré ayudar dando consejos», concluyendo con una sabia sentencia: «Para saber de esto hay que mamarlo, peor si no se ha mamado, pero poniendo interés se puede aprender. Nadie hemos nacido enseñados».
Por su parte, Pedro Duro, también del pueblo, y que afirma haber sido «ganadero de todo un poco», muestra su disposición solidaria «a echar una mano en lo que puedo, como ellos, y diciendo qué es más conveniente en cada momento, porque este es un terreno especial, la sierra, y las ovejas no tienen el mismo tratamiento que en el valle».
Voluntarios a través de las redes y la apreciada ayuda veterinaria
A través de las redes sociales se ha creado un grupo de voluntarios y, cada uno en la medida de sus posibilidades, apoya el proyecto. «Cuando necesitamos algo nos comunicamos y como hay gente que vive en Logroño o en otros sitios, lo decimos y cuando vienen, que suele ser los fines de semana, nos lo traen», cuenta Carmen. Además, como quiera que la ovejas se compraron en tierras navarras, las veterinarias de la Asociación de ovino de Raza Navarra (Arana) se acercan periódicamente a ayudar, lo mismo que ocurre con «Chechu, el veterinario de Viniegra, que nos ayuda».
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