Derribada la Casa de los Monjes de Villamediana por «peligro inminente»

A principios de año, el equipo de Gobierno anunció que, con el remanente de Tesorería, reservaría 173.000 euros para comprar este edificio a sus propietarios, justificando la medida por «sus valores patrimoniales, su excelente situación en la trama urbana del municipio y su futuro destino a usos dotacionales». En base al PGM, la Casa de los Monjes podría destinarse a oficinas, enseñanza, sanidad, religión, instalaciones turístico-recreativas o culturales y, de hecho, se baraja que pueda ser una casa de cultura.

La declaración de ruina de la casa, que en el catastro municipal, está fechada en 1888, pero el historiador y concejal popular Diego Moreno la data en el siglo XVI, lo que ha precipitado los acontecimientos. «Instamos a los propietarios a ejecutar el derribo, puesto que estábamos preocupados por el viento y otras inclemencias del tiempo, y por eso la vallamos, porque pensábamos que había un peligro inminente; pero prefirieron que nos ocupásemos nosotros y el coste se descontará del precio final a decidir en la compra», ha explicado la alcaldesa de Villamediana, Ana Belén Martínez, quien ya había declarado anteriormente que la Casa de los Monjes (o de «los Mandorro») «es un bien patrimonial de los que no andamos muy sobrados y que debemos conocer y proteger».

En base a lo marcado por Patrimonio, se conserva el primer piso y los balcones de la casa, en la que Diego Moreno afirma que hubo un convento de monjes bernardos procedentes del monasterio de San Prudencio, en monte Laturce (Clavijo), hasta la desamortización de Mendizábal (1835). De hecho, el PP ha criticado «el derribo del único edificio del siglo XVI que, junto a la iglesia, quedaba en pie» y lamenta que Villamediana «no podrá perder mucho más porque apenas queda nada».