Luis Lezana, con el seriema Trasto en Tierra Rapaz. I. Á.
Calahorra

Trasto, otra ave que rompe huevos con piedras

Tierra Rapaz y la Universidad de Navarra descubren un nuevo comportamiento en los seriemas que solo se describía en el alimoche

Isabel Álvarez

Calahorra

Viernes, 2 de mayo 2025

Hace más de 30 años que Félix Rodríguez de la Fuente encandiló a los españoles con la grabación de un alimoche, Gaspar, rompiendo un huevo ... de avestruz utilizando una piedra con el fin de alimentarse. En esta filmación, el naturalista y divulgador ambientalista defendía en ese momento que esta singular conducta no era adquirida, sino innata en esta especie. Con Gaspar se demostraba así que los alimoches se encontraban entre los buitres más 'sabios', como de hecho les llamó Rodríguez de la Fuente, al poder utilizar herramientas. Sin embargo, la experimentación científica ha llevado hoy a la conclusión de que el uso de utensilios en estas aves no es algo que venga marcado en su ADN, sino que se aprende. Pero es que, además, otras especies como los seriemas de patas rojas (cariama cristata), que se encuentra en Latinoamérica, también pueden hacerlo. El descubrimiento parte de un estudio que ha llevado a cabo en el parque Tierra Rapaz de Calahorra, junto con la Universidad de Navarra, y que está pendiente de ser publicado.

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El trabajo de investigación buscaba en un principio estudiar la «capacidad cognitiva de las aves». Es decir, «cómo de listos son los de cada especie», explica el biólogo y director de Tierra Rapaz, Luis Lezana. Todo partió «hace bastantes años –dice– cuando comenzamos haciendo experimentos con pollos de alimoche, cedidos de la Administración al parque porque tenían problemas en sus nidos o en sus inmediaciones, como luxaciones en el ala por golpearse contra tendidos eléctricos, disparos...» Estas crías «nunca habían estado en África y nunca habían visto un huevo de avestruz al no haber hecho su primer viaje migratorio, así que se nos ocurrió ponerles un huevo de avestruz para ver si lo rompía». Pero Luis y su equipo descubrieron, en contra de lo que pensaban, «que no». Ahí llegaba la «desmitificación de la genialidad del alimoche», dice con cierta desilusión.

Luis Lezana, con el seriema Trasto en Tierra Rapaz. I. Á.

¿Pero qué podía estar ocurriendo? Lezana cuenta que «descubrimos que los alimoches del parque no reconocían este huevo porque estaba fuera de lo naturalmente establecido en su concepto genético como fuente de alimentación». «Los alimoches consumen huevos pequeños y si poníamos uno de gallina, dado que su pico tiene una forma similar al huevo podía agarrarlo, llevarlo para arriba y arrojarlo al suelo», precisa. Así que, si bien «la ciencia decía que era fundamentalmente genético, hemos visto que es una mezcla de lo genético y lo aprendido», sostiene.

Del enfado a la adaptación

El siguiente paso era conocer cómo el alimoche podía llegar a descubrir que al lanzar una piedra podía romper un huevo más grande. «Después de comer decenas de huevos de gallina es cuando relaciona la figura ovoide con una fuente de alimentación y al presentarle el huevo de avestruz sí que intenta cogerlo, pero como no podía se frustra», continua Leza. Es entonces cuando el animal «entra en un comportamiento de enfado» y «en ese momento busca los huevos que rompía con éxito, lo que hace que coja piedras ovoides, confundiéndolas con huevos, que arroja cerca de la fuente de alimentación, hasta que una de ellas golpea el huevo y lo rompe».

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Visto lo visto a los biólogos les picó la curiosidad de saber si otras especies que se alimentaban de huevos pequeños podían también romper uno grande con piedra. Y ahí intervino Trasto, un seriema crestado de Sudamérica («donde no hay huevos de avestruz ni otros de gran tamaño») alojado en el parque. «Hicimos el adiestramiento como con el alimoche e hizo lo mismo», relata Lezana, quien por otro lado lamenta, por la profunda admiración que siente por la figura y el legado de Rodríguez de la Fuente, tener que rectificarle en parte. «Me fastidia porque contradice lo que dice en su famoso documental sobre el alimoche», se sincera.

Después de comprobar que Trasto también podía romper con piedras huevos de avestruz, el equipo midió los tamaños cerebrales y de ciertas partes del encéfalo tanto del alimoche, el seriema y otras especies. Tras las mediciones «descubrimos que el alimoche tiene un tamaño cerebral relativo bastante inferior a otras rapaces que no usan esas herramientas». Por lo tanto, la ciencia, una vez más, «pone cada cosa en su sitio y descubre que el alimoche no es tan listo y otras especies con tamaños cerebrales relativos similares hacen lo mismo».

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