Paseo de Mercadal, entre 1920 y 1930. FONDO BELLA

Exposición

Por la Calahorra en blanco y negro: del tren al puente de hierro

El Mercadal acoge una muestra de imágenes de principios del siglo XX como avance al libro publicado con Ana Jesús Mateos sobre la evolución urbana de la ciudad

Isabel Álvarez

Calahorra

Viernes, 31 de octubre 2025, 07:36

¿Cómo era Calahorra en las primeras décadas del siglo XX? ¿La plaza del Raso y el Mercadal se mostraban tal y como ahora ... los conocemos? ¿Cómo era el desaparecido puente de hierro? Amigos de la Historia de Calahorra despeja dudas desde este jueves, en el paseo de Mercadal, con un viaje por las calles y construcciones de la localidad riojabajeña en aquella época. Y lo hace a través de 16 fotografías antiguas y un grabado, extraídos de las 300 imágenes que conforman el libro 'Construyendo Calahorra', que presentará el 14 de noviembre (Ermita de la Concepción, 20.00 horas) la historiadora de la ciudad y doctora en Historia del Arte, Ana Jesús Mateos Gil.

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Las fotografías de la muestra, pertenecientes al Fondo Bella, al IER y el Instituto de Patrimonio Cultural de España, son así un 'aperitivo' de la publicación, que recoge la evolución urbana de Calahorra, a través de la historia, «desde la época celtibérica», avanzaba ayer Ana Jesús Mateos Gil en la inauguración de la exposición, a los pies de La Matrona.

El recorrido fotográfico comienza con dos de sus principales 'joyas': el primer grabado a plumilla que se conserva de Calahorra, de 1854, publicado en el Semanario Pintoresco Español, y la primera foto conocida de la localidad, realizada por Jean Laurent en 1865. Ambas imágenes son vistas panorámicas de la ciudad desde el Cidacos.

«Hemos construido una Calahorra más moderna, que se ha extendido en el espacio, pero hemos mantenido vicios»

La siguiente parada es en la antigua estación del ferrocarril, que «era por donde llegaban los viajeros, porque no había un transporte público por carretera», señalaba Mateos de este viaje en el tiempo, en el que los 'pasajeros' entran a descubrir Calahorra «subiendo por el Mercadal y la calle Mártires o la otra opción, que era por Cavas». «Toda esta zona era entonces el extrarradio, la zona más industrial, donde estaban las fábricas de conservas», proseguía la historiadora aportando una anécdota: «Los almacenes del ferrocarril estaban muy cotizados, se 'pegaban' por ellos porque no había tanto almacén para tanta conserva». Al dejar la calle Mártires y entrar en Grande aparecía una zona comercial y más moderna. «Entonces, los grandes comercios estaban en la plaza del Raso y las calles Santiago, Mayor y San Andrés, además de Grande», relataba Mateos Gil. Era «el cogollo comercial y venía gente de todas las poblaciones cercanas a comprar». Ya a partir de la plaza del Raso surge un urbanismo «más tradicional», con calles «más estrechas, más sinuosas y diferentes pavimentaciones», hasta llegar a las cuestas del Rufo o de la Curruca que entroncan con la zona de la catedral, junto a la que se construyeron el puente de hierro y la Fuente de los Trece Caños. «Hemos construido una Calahorra más moderna, que se ha extendido en el espacio, pero hemos mantenido algunos vicios anteriores que deberíamos corregir antes de que se caiga el casco viejo», decía la historiadora,

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