Descarga de patata recién recogida en un camión, ayer en Zarratón. G. LÓPEZ

La recogida de patata en La Rioja viene marcada por una menor cantidad que la campaña anterior

La recolección comenzó en la segunda semana de agosto y se prolongará hasta octubre, con la mayor parte de la cosecha destinada a la industria

Miércoles, 11 de septiembre 2024, 08:45

La cosecha de patata en La Rioja Alta, principal zona productora de la región, comenzó durante la segunda semana de agosto con una previsión de cantidad menor a la de la campaña anterior por el tamaño de tubérculo, menor.

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El dato

  • 15-20% se prevé de reducción del rendimiento y los tubérculos también son menores.

El boletín de esta semana del observatorio de precios agrarios del Gobierno indica que «hasta que comience el almacenaje de patatas en las naves, el ritmo de la recolección lo marca la industria de transformación, que por el momento es tranquilo».

Señala que las últimas precipitaciones no han dejado avanzar en la recolección y se ha tenido que esperar a que el terreno esté en las condiciones adecuadas para retomar esa labor.

Desde la sección de estadística agraria explican que la superficie cultivada en 2024 es similar a la de años anteriores, unas 570 hectáreas entre las variedades de media estación (310 hectáreas), y las tardías (260 hectáreas). La mayor parte de la producción riojana está sujeta a contrato, destinándose a la industria del frito y del congelado.

Asimismo, aseguran que la campaña se desarrolla dentro de sus fechas habituales. Las labores de siembra se realizaron bajo muy buenas condiciones meteorológicas que favorecieron la nascencia, la brotación, y las primeras fases del cultivo.

Añaden que en los meses posteriores, la alternancia de temperaturas extremas, más altas de lo normal en abril, y más bajas en mayo y junio, afectaron negativamente al desarrollo de los tubérculos, lo que significa que la presente campaña tendrá un menor rendimiento del habitual (entre un 15 y un 20%) y el calibre de los tubérculos también es más reducido.

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Todavía no se pueden ofrecer datos definitivos sobre rendimientos y calidad, hasta que no haya una cantidad suficiente de producción recogida.

Por otro lado, en el caso de la patata con destino a la industrial destacan que, como consecuencia del Brexit, no se ha importado material de siembra del Reino Unido. Los agricultores han tenido que recurrir a otros orígenes, con un precio mayor y una calidad menor, lo que presumiblemente elevará los costes de producción.

Gregorio López, de Zarratón, miembro de la junta de ARAG-Asaja, espera una subida de precios del cultivo y que los almacenistas la repercutan en beneficio de los productores que sufren desde hace años el incremento de los gastos de este cultivo.

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«El coste de las semillas (por encima de un euro en muchas variedades), el riego, los abonos y fertilizantes están disparados y la patata no se puede mantener a precios de hace dos o tres años», lamenta el agricultor.

Coincide con las previsiones de la Administración regional de un menor rendimiento y estima que la campaña se prolongará hasta entrado el mes de octubre. En su caso comenzó a principios de agosto con la patata destinada a consumo para fresco, por la demanda del mercado. Este tipo de producción es minoritaria frente a la destinada a industria.

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