Plaga. Los hurones contra los conejos
La superpoblación de conejos pone en peligro la subsistencia de algunas explotaciones que recurren a los hurones y los cazadores para tratar de controlar a unos mamíferos que se reproducen muy rápidamente
Con frecuencia, los agricultores miran al cielo tratando de prever los problemas que amenazan sus cosecha, pero en ocasiones –cada vez con más frecuencia– también debe mirar al suelo tratando de descubrir las galerías que 'construyen' los conejos.
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Estos mamíferos, que se reproducen muy rápidamente, pueden convertirse en una amenaza grave para los cultivos. Los primeros brotes del cereal o incluso el despertar de las vides son objetivo de los conejos que, actuando en grupo, se convierten en una plaga que puede acabar con buena parte de la producción de una explotación.
Es por eso que, cuando el agricultor descubre en sus tierras las madrigueras, recurre a los cazadores y también a la ayuda de los que se han convertido en fieles aliados, los hurones.
Roberto Sacristán es socio de los cotos de caza de Hormilla y Tricio y, además, cría hurones. Él explica el modo de proceder. «Cuando el agricultor descubre cabos (galerías) de 30 o 40 bocas. Nos llama. Se sueltan tres, cuatro o cinco hurones, los que sean necesarios, y sacan a los conejos a la superficie y los cazadores los matamos».
La actividad es completamente legal porque el permiso para hacer esa 'batida' llega después de que se han acreditado los daños y el peligro, y en función de ello se establecen los días y las condiciones en las que se puede actuar.
Normalmente, las 'esperas' se realizan una hora antes del amanecer y se dispara cerca, muchas veces incluso con 'un 22', «un rifle pequeño», explica Roberto Sacristán.
Este cazador incide en el beneficio que esto reporta a los agricultores. «Los conejos les pueden hacer mucho año. Pueden llegar a arrasar una finca», comenta, «los hurones hacen un gran trabajo porque evitan mucho mal».
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Los hurones ayudan a sacar a los conejos de las madrigueras en las fincas, y los cazadores los abaten
«Los conejos pueden arrasar una finca comiéndose, por ejemplo, los brotesde cereal», aseguran
Los hurones son especialmente necesarios a partir de noviembre, y hasta más o menos abril
Sacristán también puntualiza que «los cazadores no queremos ir y acabar con los conejos. Solo matamos los necesarios para que no arrasen la explotación», para establecer cuántos son los necesarios «aplicamos nuestro criterio, pero no hay que olvidar nunca que somos cazadores y no queremos acabar con los conejos».
Esta actividad, denominada 'bicheo' en el argot, tiene su punto álgido a partir de los meses de noviembre y diciembre que es cuando brota el cereal, y hay que estar atentos hasta marzo. A partir de abril ya no suelen atacar», aunque también aclara que los conejos no se centran exclusivamente en el cereal «también atacan a la viña, a los frutales, a la huerta... por ejemplo las lechugas... Los conejos pueden ser devastadores».
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En el caso de la viña, este riojalteño comenta que «aunque se ha visto a los conejos incluso subidos a los alambres de viñas en espaldera, suelen atacar más a las que están en vaso. Y entre las que están en espaldera hay que estar atentos especialmente a las viñas más viejas, porque aunque ahora están a 60 centímetros de altura, hasta hace unos años solo se levantaban a 40».
Este año los hurones no han tenido mucho trabajo porque «como ha llovido mucho, hay mucha hierba. En otras campañas, sin embargo, en los meses de enero, febrero y marzo que es cuando están brotando algunas plantas, sí que los conejos van a por ellas porque no tienen otra cosa para comer».
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Aunque no es el caso de La Rioja, Roberto Sacristán comenta el caso de La Ribera navarra donde los agricultores, en muchos casos, acabaron tirando la toalla «porque ni aun contando con medios eran capaces de acabar con los conejos y sus fincas eran continuamente arrasadas» y es que afirma «conejos ha habido siempre en el campo, pero es que ahora hay una superpoblación que rompe el equilibrio».
Una mascota muy mansa que se deja tocar y coger
Roberto Sacristán se apoya en los hurones para tratar de devolver el equilibrio roto del ecosistema. La superpoblación de conejos es ahora grande –en España siempre ha habido conejos, de hecho hay quien apunta a que el nombre de Hispania se lo dieron los fenicios a la 'tierra de conejos'– y los hurones se han convertido en un elemento que contribuye a recuperar el equilibrio necesario.
Por ello, Roberto cría unos animales «que son muy mansitos, que se dejan coger y tocar, y que son como las mascotas», asegura, y añade: «Para mí es como tener un perro».
De hecho, comenta que son varios los cazadores que disponen de estos animales y que ponen a disposición de los agricultores para poder acabar con el peligro que los conejos suponen para muchas fincas.
Los trasladan hasta la finca que se va a 'limpiar' en un transportín similar al utilizado para los desplazamientos de cachorros de perro o incluso gatos, se sueltan, y luego se recogen para devolverlos a su lugar de origen.
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