El exceso de agua del último año afecta al desarrollo, salud y productividad del olivo
Para la campaña de 2025 se espera una producción desigual y los problemas de los árboles se notarán en la cosecha de 2026
El Consejo Regulador del Aceite de La Rioja aborda en su boletín 'Infolivo' de agosto los perjuicios que provoca el exceso de lluvia en ... el olivo, entre otros asuntos. Explica que se ha pasado de una sequía severa, prolongada en el tiempo, a un año y medio de abundantes precipitaciones. Como aspecto positivo, cita que el agua ayudó a que los árboles de secano se recuperasen del estrés hídrico que sufrían, aunque las consecuencias negativas también se han hecho notar en el olivar riojano, afectando a su desarrollo, salud y productividad.
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Desde la Denominación de Origen Protegida Aceite de La Rioja explican que lo más perjudicial del exceso de agua es la aparición de enfermedades fúngicas como la verticilosis y, sobre todo, el repilo. Este hongo ataca a las hojas y estas se caen lo cual afecta a la producción, porque reduce su capacidad al debilitar el árbol.
«El repilo se agrava en condiciones de alta humedad, provocando defoliación prematura y pérdida de rendimiento», indica la DOP en su publicación.
Añade la asfixia radicular y los problemas de drenaje como otros riesgos de tanta agua. El oxígeno del suelo se reduce drásticamente cuando la tierra permanece saturada largos periodos. Esto repercute en la respiración celular y el metabolismo de la planta y resulta más grave en lo suelos arcillosos o mal drenados porque aquí el agua se acumula de manera más fácil. La lixiviación de nutrientes supone otro problema porque arrastra elementos vitales como el nitrógeno, potasio o magnesio fuera del alcance de las raíces, lo cual debilita el árbol, merma su producción y puede provocar una peor calidad del aceite.
Las lluvias torrenciales erosionan las parcelas en pendiente y desaparece la capa fértil. Asimismo, el tránsito de maquinaria por los suelos húmedos los compacta y esto hace difícil que se airee y el desarrollo radicular en futuras campañas. La polinización también puede verse afectada. Son otras consecuencias a tener en cuenta, según se cita en la publicación del Aceite de La Rioja.
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Para reducir los daños se recomienda mejorar el drenaje, evitar máquinas en suelo saturado y hacer monitoreos fitosanitarios
Destaca que «el olivo responde manera muy sensible a los estímulos climáticos» y que «el exceso de lluvia, especialmente durante la floración o el cuajado del fruto, puede interferir con el ciclo fenológico normal del árbol».
Para reducir los daños se recomienda mejorar el drenaje con laboreo profundo, zanjas o drenajes subterráneos; controlar la cubierta vegetal; evitar las máquinas pesadas en suelos saturados, realizar un monitoreo fitosanitario frecuente y reponer nutrientes con fertilización acorde a las condiciones de la tierra. En definitiva, se propone una gestión eficiente del agua y suelo.
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Respecto a la campaña actual, la responsable de comunicación y secretaria del Consejo Regulador de la DOP, Elvira Cantabrana, asegura que las afecciones no se verán en la cosecha de 2025 sino en la siguiente. Afirma que todavía es pronto para hablar de cantidad y que las fincas se muestran desiguales. En algunas los olivos están llenos de fruto y en otros apenas tienen. Mal año no se espera, en general.
Paradójicamente, en estos momentos de excesivo calor, cuando la aceituna se ha formado y está engordando, alguna precipitación le vendría bien. Las altas temperaturas no son muy dañinas porque la oliva no está en una fase crítica de su desarrollo.
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