El desembalse de agua y el primer riego en el Iregua coincide con lluvias irregulares
La Guardia Civil supervisa la correcta utilización del agua en las plantaciones durante la primera venida de agua en las acequias en nueve meses
El pasado lunes se empezó a desembalsar agua del González Lacasa para poder realizar el primer riego desde agosto de 2022 en el Bajo ... Iregua. Los regantes de Nalda y Albelda empezaron a recibir el agua en la madrugada del martes, al día siguiente de la primera lluvia de consideración en meses. En zonas de Albelda se llegaron a registrar hasta 30 litros por metro cuadrado, aunque la lluvia fue muy irregular, en otros lugares solo cayeron 12 litros. En general, el agua fue bienvenida, pero resultó insuficiente, debe llover más. Mucho más. Porque después de este solo se prevé, si la situación de sequía persiste, como mucho un riego más durante todo el próximo verano. No obstante, los meteorólogos prevén un mes de junio húmedo.
«El último riego que dimos a los árboles frutales fue a mediadios de agosto del año pasado, así que han aguantado mal. El déficit de agua es importante y han sobrevivido, así que esperamos que llueva más, acumular agua en los embalses y al menos dar otro riego para salvar las plantaciones», explicaba ayer Sergio Ochagavía, agricultor de Albelda de Iregua. Entoda la vega del río, desde Nalda a Logroño, se suceden los perales, cerezos, ciruelos, manzanos y huertas. «Los frutales son los que más agua necesitan a la hora de formarse el fruto, sobre todo a la hora de engordar», describió Sergio Ochagavía.
La lluvia de estos días ha llegado, nunca mejor dicho, como agua de mayo. Incluso ha creado un pequeño percance, como un coche que tuvo que ser rescatado ayer de un barrizal en Albelda. «Esta es un agua muy necesaria, que llega tarde pero mejor tarde que nunca», valoró Ochagavía. Curiosamente, ha empezado a llover después de haber tomado la decisión de desembalsar agua para riego debido a la situación crítica de algunos frutales. Algunas plantaciones de árboles jóvenes se dan por perdidas, otros tienen supeditada la cosecha a lo que pueda continuar lloviendo, aunque se da por segura una merma significativa. «Hay plantaciones que están sufriendo mucho, prácticamente para arrancar», advirtió Sergio Ochagavía.
Eso sí, aunque llueva, el agua sigue sin sobrar. Precisamente la Guardia Civil supervisó que se cumplía con los riegos sin que se pierda ni derroche agua, labor en la que también se esmeraban ayer los guardas rurales y personal de las comunidades de regantes. «Estamos todos en contacto y nos avisan por teléfono para acudir a nuestras fincas y abrir las compuertas. A mí me han avisado a las 05.30 horas. Lo bueno es que todas las canalizaciones están comunicadas, así que si uno no riega o le sobra, el agua la aprovecha el siguiente», afirmó Ochagavía.
Un regante anónimo aparece en escena y ofrece su opinión. Considera que regar no es noticia. «Se exagera todo mucho, todo son extremos. Yo he vivido en Nalda cuando no había embalses, el río bajaba seco en verano –hasta lo cruzabas– y se vivía igual o mejor que ahora, cuando parece que tenemos todo controlado», opinó.
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