Un año 2022 de incertidumbre
El aumento de precios no compensa los gastos | La agricultura y ganadería riojana sufren la crisis con la subida costes desde el comienzo de la guerra de Ucrania
La guerra de Ucrania y sus consecuencias en los incrementos de costes de producción así como su influencia en los precios del mercado han caracterizado ... el año 2022 en la agricultura y la ganadería de la Comunidad riojana.
La incertidumbre afectó a muchos sectores, caso del cerealista, según indica el Gobierno de La Rioja en el Observatorio de precios agrarios de la última semana de diciembre.
Explica que en marzo los precios superaron en más de un 30% los registrados en febrero y luego se produjeron ligeras variaciones a la baja hasta comenzar la campaña 2022-2023 que resultó volátil y conllevó una reducción de la compra y venta.
En diciembre hubo una tendencia a la baja en el cereal motivada por factores como los datos de la inflación y el crecimiento económico.
El boletín de la primera semana de enero indice en la escasa actividad comercial.
En el caso de la oliva, la recogida para los trujales se dio por finalizada en una campaña caracterizada por una menor cosecha y una climatología favorable que ha evitado problemas a la hora de recoger la aceituna.
Las heladas que sufrió el árbol en plena floración mermaron la producción, sobre todo en las plantaciones de secano.
Según publica el Observatorio de precios agrarios, la calidad ha sido buena y el rendimiento graso industrial es del 18-20% dependiendo de las partidas. Respecto a los precios, están entre los 80 céntimos el kilo de la aceituna común y los 85 de la ecológica.
Los problemas de las heladas de primavera y la sequía severa afectaron a la oliva, frutales y frutos secos
El sector del champiñón y la seta terminó 2022 con repetición de cotizaciones y comenzó 2023 si variaciones significativas.
Los almacenistas de hortalizas redujeron su actividad al mínimo por el escaso consumo en las fiestas navideñas. Continúa la recogida de cultivos como la coliflor que se almacenó en las cámaras hasta que crezca la demanda en las próximas semanas.
También finalizó el año en el mercado de la fruta de pepita esperando la reactivación del consumo y sin variaciones en los precios. Para el resto de frutas, el 2022 fue desigual. La ciruela y el melocotón tuvieron pérdidas de producción, pero buena cotización; en cereza la cosecha resultó buena excepto en la zona de Rioja Media y algunos puntos de Rioja Baja por las heladas de primavera. La pera sumó una producción menor a consecuencia de la falta de calibre.
El servicio de estadística agraria indica también que 2022 no podrá ser considerado positivo para los frutos secos por la meteorología complicada. La sequía severa afectó al ciclo de cultivo y la baja producción no se compensó con el aumento de precios (10% para la marcona y 8% para las comunes y largueta).
Esta mínima subida se debe a que la producción de California (que manda en el mercado) superó a la demanda lo cual provocó que las cotizaciones continuasen en niveles bajos.
La patata de consumo libre se mantuvo estable y terminó el año con cotizaciones por encima del coste de producción. La industrial garantizó su rentabilidad por los contratos con las empresas que tuvieron en cuenta el aumento de los gastos, sobre todo el de riego en verano.
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35-40% es el porcentaje de aumento del gasto en la alimentación de los animales en el sector porcino y ovino, respectivamente, en el año 2022, lo que unido a los incrementos de la energía, entre otros conceptos, merma la rentabilidad, como ocurre con el resto de sectores ganaderos y agrícolas.
En el apartado de uva y vino de Rioja el servicio de estadística agraria publica que los precios medios de la uva con DOC Rioja han sido de 70,09 euros el kilo para las variedades tintas y de 57,95 para las blancas. Los costes de elaboración se han mantenido para tintos y rosados y han descendido en blancos por el mayor volumen en comparación con la campaña anterior.
En la ganadería ovina se produjo un declive al no poder compensar los gastos de producción con los ingresos que no rentabilizan la inversión necesaria.
La crisis también perjudicó al vacuno conforme crecían los gastos de alimentación, lo que provocó un menor movimiento en los cebaderos y un desequilibrio entre la oferta y la demanda elevando las cotizaciones de lonja.
El porcino anotó en nueve meses, de abril a diciembre, los precios mensuales más altos de la historia, aunque este dato positivo se contrarresta con el alza de costes, según expone el servicio de estadística agraria en su publicación. Una situación que se repite en los conejos y en las aves.
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