Unos cambios para flexibilizar la PAC

El Parlamento europeo ha dado luz verde a la propuesta para revisar algunas medidas de la Política Agraria Común (PAC). Un visto bueno que lo que hace es «flexibilizar y rebajar las condiciones de las famosas BCAM (buenas condiciones agrarias y medioambientales)», explica César Luena, vicepresidente de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento europeo. «Lo que hace esta reforma urgente es ayudar a los agricultores en un momento de dificultad», añade.

Porque transcurrido un año de aplicación de la nueva PAC (2023-2027) se ha hecho evidente que los agricultores de la Unión Europea se han visto obligados a enfrentarse a grandes dificultades para cumplir plenamente con algunas de las normas beneficiosas para el medioambiente y el clima, las conocidas BCAM. Estas normas, que forman parte de la condicionalidad de la UE, implican que son de obligado cumplimiento para poder acceder a los pagos directos.

Por este motivo, nacen estas modificaciones, que se han tramitado por el procedimiento de urgencia, debido a la proximidad con las fechas de solicitud de pagos para la actual campaña, que comienzan este mes. En todo caso, recuerda César Luena, no supone «la supresión de la ambición ambiental de la nueva PAC, sino que se trata de una revisión específica de una serie de elementos del reglamento».

Porque ha habido cierta controversia, por el choque de estas flexibilizaciones –algunas de ellas tendrán efectos retroactivos desde el 1 de enero de 2024– con las medidas nucleares del Pacto Verde Europeo, de biodiversidad y de restauración de la naturaleza. «Hemos coincidido en la necesidad ahora de hacer una especie de parón y permitir a través de esta reforma que los agricultores tengan más margen de maniobra en un momento de crisis en sus ingresos», incide.

¿En qué lo va a notar el agricultor y el ganadero? «Fundamentalmente en dos aspectos; por un lado, se les rebaja las condiciones medioambientales y, por otro, los trámites burocráticos serán más fáciles, implicarán menos papeleo y, por tanto, va a poder acceder tanto a las ayudas como a las justificaciones de una manera más sencilla».

Estas modificaciones, por ejemplo, eximirán a las pequeñas explotaciones –de menos de 10 hectáreas– de controles y de sanciones relacionadas con el cumplimiento de la condicionalidad; esta medida, además, reducirá significativamente la carga administrativa para los pequeños agricultores. En este punto, cabe resaltar que los pequeños agricultores representan en la Unión Europea el 65% de los beneficiarios de la PAC. En España, estas medidas afectarán a unos 345.000 agricultores –el 55% del total– en esta campaña 2024.

Se permite, asimismo, flexibilidades en barbechos o en los cultivos en pendiente. Más en concreto, se autoriza a los Estados miembros a establecer excepciones específicas por condiciones climáticas. En España este punto podría aplicarse en condiciones de sequía, como ya se hizo en 2023, o en inundaciones.

Igualmente, se elimina el requisito de destinar un porcentaje de la superficie a elementos o superficies no productivas –esta medida se va a aplicar con efecto retroactivo a 1 de enero de 2024– y en su lugar los agricultores podrán optar, de forma voluntaria, por mantener una parte de sus tierras cultivables no productivas o establecer nuevos elementos paisajísticos (como setos o árboles) y recibir apoyo financiero adicional a través de un ecorrégimen.

«Todos (el Consejo Europeo y en él Luis Planas, ministro de Agricultura, y como última pieza el Parlamento) hemos empujado para hacer esta reforma deprisa y lo más eficaz posible», reconoce Luena. «No sé si será suficiente o no. Es lo que con el consenso de los grupos políticos y de los 27 se ha podido alcanzar», concluye.