'El Solitario' niega ser el asesino de los agentes de Calahorra e implica a una red antisistema
Jaime Giménez Arbe reconoce participar en «expropiaciones de bancos» pero inculpa a dos franceses en los asesinatos ocurridos en Castejón
VÍCTOR SOTO
Miércoles, 16 de julio 2008, 10:19
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'El Solitario', tremendamente socarrón y tranquilo, se autodenominó ayer como «anarquista» y evitó ser calificado de atracador, sino que se presentó como un «expropiador de bancos y a mucha honra». De esa percha antisistema, Arbe colgó una historia de tráfico de armas y lucha internacional contra el capitalismo que, por una cadena de errores, desencadenó el asesinato de los dos agentes acuartelados en Calahorra.
El acusado explicó que él había comprado en Francia un vehículo Suzuki y un cargamento de armas, para realizar sus atracos, que debía haber sido trasladado en un TIR al polígono industrial de Cogullada (Zaragoza). Sin embargo, el camión se averió en Álava y el encargado del transporte, «muy impulsivo», según Arbe, decidió sacar el todoterreno de su interior y llevarlo personalmente por carretera «cuando siempre hacíamos los transportes de camión a camión». En ese traslado es cuando, siempre en palabras del imputado, sucedieron los hechos. «Ni yo mismo sé que ocurrió. Corticciato [un miembro del Frente de Liberación Corso y perteneciente a la red de tráfico de armas al que imputa 'El Solitario'] llegó a Zaragoza y me dijo que había despachado a dos policías», aseguró Arbe.
Además, entre las armas que tenían que haber entregado a 'El Solitario', una (con la que se perpetraron los asesinatos), «no debía estar ahí» porque había sido utilizada por él mismo en un tiroteo con la Policía Local de La Vall D'Uxo, lo que le irritó mucho y provocó una fuerte discusión entre los supuestos miembros de la red mafiosa. Arbe mantendría contactos con esa red ligada al Frente de Liberación Corso y al anarquismo español y portugués desde hace 30 años, cuando cometió su primer atraco a un banco en París, junto al propio Corticciato y a Andy Matei (otro integrante de la red de tráfico de armas).
Las armas
El acusado, además de implicar a estas personas, también consiguió hilvanar una serie de respuestas a todas las dudas planteadas por la Fiscalía, como la aparición del arma del crimen en su domicilio o los restos de un vehículo Suzuki, impregnados de pólvora, también hallados en una nave de Pinto propiedad de la familia de Giménez Arbe.
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Según el acusado, el arma fue utilizada por Corticciato y él sólo se dio cuenta al día siguiente, al desembalar la mercancía. Mientras, los restos de pólvora en el Suzuki, uno de los cuatro que según 'El Solitario' ha tenido en su vida, se deben a que practicaba puntería en los bosques sin bajarse del coche y así no perder los cartuchos y dejar huellas.
Esos restos del coche encontrados en la casa de Arbe se convirtieron ayer en el eje de la acusación de la Fiscalía. Durante toda la sesión, el fiscal inquirió a todos los testigos si se trataba de un Suzuki Vitara, Samurai o Santana (fragmentos de este último modelo fueron los hallados en Pinto) y sobre el color. Además, uno de los testigos protegidos, el que más cerca vio el todoterreno aseguró que el vehículo tenía matrícula LO, de Logroño, lo que reforzaría la tesis de que Jiménez Arbe estuvo en la capital riojana ese día pero que no pudo perpetrar ningún atraco al celebrarse el 9 de junio el Día de La Rioja.
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Los diez testigos que prestaron declaración ayer sólo coincidieron en señalar que el asesino de los dos guardias civiles iba en un todoterreno pequeño y de color oscuro, entre verde y azul. Dos de ellos, además, identificaron a Giménez Arbe como el autor de los disparos contra los dos agentes en una rueda de reconocimiento fotográfico tras su detención en Portugal.
Irónico y seguro
Jiménez Arbe demostró ayer en su declaración de una hora y media su ironía y seguridad. Corrigió al fiscal cuando éste se quedó atascado en una frase, impartió lecciones de automoción, imitó una cojera (puesto que alegaba que el 9 de junio del 2004 sufría las secuelas de una operación) y, ante las dudas del fiscal de que en esa época estuviese trabajando pese a la lesión, le indicó que él podía «cocinar y cantar al mismo tiempo».
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Además, en la Audiencia de Navarra compareció en zapatillas de casa (hace dos semanas lo había hecho con unas deportivas de marca) y con la misma sudadera negra con la que se había presentado ya en Tudela y en la vista suspendida el pasado mes. Además, tuvo que someterse al reconocimiento de un testigo y, mientras éste afirmaba «con toda seguridad» que era el conductor del coche desde donde se había tiroteado a los agentes, negaba con la cabeza y miraba a su abogado. El juicio se retoma hoy con la declaración de más testigos y se intentará dar comienzo a las pruebas periciales.
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