Terrazas cubiertas de quita y pon

Primero fueron los cerramientos estables, y ahora, tras la modificación de la ordenanza de terrazas para adaptarse a las nuevas demandas del sector, lo que parecen imponerse son las mamparas desmontables, más económicas que las primeras. Logroño asiste estos días a toda una reinvención de los veladores de cara a la temporada de invierno.

Que la entrada en vigor de la ley antitabaco dejó obsoleta la normativa municipal quedó claro con los problemas surgidos en torno a los cerramientos con un mínimo de tres caras cuando en la práctica la normativa estatal refleja expresamente que solo se puede fumar en terrazas al aire libre o en aquellas que, estando cubiertas, se encuentren cerradas por un máximo de dos paredes o muros.

Las reclamaciones entonces de quienes ya habían realizado la correspondiente inversión trajeron consigo una flexibilización de la ordenanza que, casi un año después y ya con nuevo equipo de Gobierno, quedará contemplada en una norma que amplía el abanico de posibilidades.

Y es que desde entonces, según las estimaciones del propio Ayuntamiento de Logroño, más de un centenar de locales han sacado mesas y sillas a la calle. «Mientras estaba permitido fumar en su interior nadie se planteaba colocar dos mesas y cuatro sillas para satisfacer tal demanda», explica el concejal de Movilidad, Ángel Sáinz Yangüela.

Apenas un año después todo ha cambiado y con la posibilidad de colocar elementos de cerramiento sin anclajes lo cierto es que la proliferación de delimitadores, como pueden ser las mamparas o los propios carteles anunciadores de menús, parecen ganar terrero al cerramiento fijo. De hecho, según aclara el edil popular, deben ser «desmontables y guardarse dentro del establecimiento». Terrazas cubiertas, sí, pero de quita y pon que desde hace semanas pueden verse por el Casco Antiguo. Mientras, las licencias municipales para la instalación de cerramientos como tales han sido solo 14 en todo este tiempo.