136 familias, atenazadas por el hambre

Un total de 5.951 kilos de alimentos han sido repartidos entre 136 familias residentes en Nájera y en la comarca del Najerilla por parte de la Cruz Roja, tras certificar los servicios sociales de los lugares de residencia la situación de extrema necesidad y falta de recursos de estas personas.

Durante los últimos días, un grupo de Cruz Roja integrado por Fernando Domingo García, Jesús Aguirre Antón, Carmen Anagua Barrio, Germán Juárez y Ana María Lara Iruzubieta han organizado el reparto de estos alimentos atendiendo al número de integrantes de cada unidad familiar y a las necesidades alimenticias de sus componentes, como en el caso de la presencia de bebés.

Los alimentos son los productos excedentarios de la Unión Europea que llegan a las sedes nacionales de Cruz Roja y que se reparten posteriormente entre agrupaciones locales. Se trata de alimentos básicos como arroz blanco, leche de continuación, cereales infantiles, cacao, harina, caldo de carne, crema de verduras, macarrones, fideos, tomate frito y productos similares.

Desempleo y salarios bajos

Y es que la crisis está siendo especialmente dura con familias vulnerables que sufren el desempleo o salarios muy bajos lo que provoca que pasen hambre. Fernando Domingo, presidente de Cruz Roja de Nájera, se muestra preocupado, porque «en la primera fase de reparto de alimentos de este año se había planificado para 66 familias y en ésta hemos pasado a 105, más otras que han surgido después y que suman 136 familias». De esta cifra, una docena son españolas y el resto son extranjeros, principalmente marroquíes.

La confirmación de estas necesidades se hace de forma muy rigurosa y en coordinación con los cinco trabajadores sociales que hay en la comarca. Pero no son los únicos casos. Cáritas también reparte alimentos que le llegan del Banco de Alimentos de La Rioja y la Cruz Roja regional se encarga del suministro a la Asociación Gitana de La Rioja.

Asimismo, el ayuntamiento de Nájera da vales de comida, uno al mes por persona, para utilizarlo en el comedor social que se ubica en el Hogar del Jubilado. Por ello, la suma de personas que no tienen ni para comer comienza a tener tintes dramáticos, mientras que la mayor parte de los recursos financieros de los servicios sociales se dedican a infraestructuras, como centros de día o al acompañamiento de personas con movilidad reducida. En la comarca, ningún programa oficial protege a los que pasan hambre.