Blablacar, Uber, Cabify..., una nueva realidad

La Comisión Europea ya advirtió de que España es uno de los países con mayor regulación del transporte urbano. El problema es que tampoco tiene una regulación específica, o al menos adaptada, a las nuevas plataformas digitales que, vía App como Blablacar, Uber o Cabyfi, han irrumpido en el mercado. Blablacar nace bajo el epígrafe de 'economía colaborativa', por lo que, en principio, no está afectada por la regulación del transporte terrestre: «No son nuestra competencia», aclara Javier Vallilengua. «Lo son de los autobuses y, de hecho, varias licencias solicitadas de VTC en La Rioja son de compañías de autobuses que desean ofrecer al viajero el servicio a casa por el auge de 'Blablacar'». Vallilengua señala que «no es nuestro problema directo, pero el usuario sí debe preguntarse con qué tipo de responsabilidad civil y garantías de seguridad cuenta cuando usa este servicio».

Otro asunto son Uber y Cabify, esta última una multinacional dedicada al alquiler de vehículos de lujo con conductor y que, según Vallilengua, opera en realidad como taxi: «Contratan chóferes, aprovechan un régimen fiscal ventajoso y bajan precios hasta que dominan el mercado y luego los suben». Respecto a Uber, los tribunales han impedido cautelarmente su operación en España y otros países europeos. Ahora, trabajan, como Cabify, con las licencias VTC existentes y están detrás de muchas de las 15.000 solicitadas en los tribunales.

Los enfrentamientos en grandes ciudades, como Madrid, Barcelona y Sevilla, entre taxistas los conductores VTC de estas compañías son constantes. Los apodan las 'cucarachas', en referencia al color negro de los vehículos con que suelen operar Uber y Cabify.