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Bernie Sanders celebra su victoria.
Los votantes de New Hampshire desafían a la clase política de EE UU

Los votantes de New Hampshire desafían a la clase política de EE UU

Donald Trump, en el bando republicano, y Bernie Sanders, en el demócrata, se imponen con claridad a sus rivales en las primarias más decisivas del país

mercedes gallego

Miércoles, 10 de febrero 2016, 02:24

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Ni todos los millones de Jeb Bush ni toda la influencia de los Clinton pudieron lograr que prevaleciese el statu quo en las primarias más decisivas de EE UU. New Hampshire, el estado que graba en las matrículas 'Vive libre o muere', lanzó anoche un poderoso mensaje a los políticos enlatados con mensajes estudiados para ganar campañas. El pueblo está harto y busca autenticidad, dijeron con sus votos los electores.

El 34% de los republicanos encontró esa autenticidad en la personalidad ególatra y descarada del multimillonario Donald Trump, que no escucha ni a sus propios asesores y se arriesga a estrellarse por el largo camino que queda hasta la nominación. A mucha distancia, con el 16%, le seguía el gobernador de Ohio, John Kasich, un candidato ignorado por los medios de comunicación que ha preferido hacer campaña de a pie con 106 pequeños mítines al estilo plaza pública, en los que ha hablado cara a cara con los habitantes del estado que hace la primera gran criba de primarias.

La semana pasada le precedió Iowa, con un proceso más restrictivo de caucus en el que los evangélicos ejercieron su influencia para elegir al senador de Texas Ted Cruz. Este martes, resabiado por su tercer puesto, Cruz emplazó a sus seguidores a devolverle el liderazgo en Carolina del Sur, donde "los liberales de Washington pueden no encontrar un terreno tan hospitalario como New Hampshire", dijo con la mala bilis que se le atraganta a buena parte del electorado.

Por eso, porque tanto Trump como Cruz no harán muchos amigos en el partido, la clase política tradicional busca una alternativa con la que poder ganar las elecciones de noviembre, el verdadero objetivo. Después de Iowa, parecía que el senador cubanoamericano Marco Rubio sería ese hombre capaz de aglutinar al partido, pero su calamitosa actuación en el último debate antes de estas primarias destruyó sus posibilidades. El 65% de los electores republicanos dijeron en las encuestas a pie de urna haber estado muy influenciados por ese debate que ha permitido definir al senador de Florida como Marco Robot, por la repetición sin ton ni son de respuestas aprendidas.

Desolado, Rubio reconoció ante sus seguidores que la culpa del descalabro electoral que anoche le dejó relegado al quinto puesto es toda suya. "Nuestra decepción no es culpa vuestra, sino mía", admitió. "No lo hice bien el sábado por la noche y, escuchadme bien, eso no volverá a ocurrir jamás", prometió.

Muchos de los votantes cambiaron de candidato esa noche precisamente por el temor de que el senador de Florida, con 44 de años de edad, no esté lo suficientemente fogueado como para vencer al rival demócrata en las presidenciales de noviembre.

El bando demócrata

El conservador que logre erguirse con la nominación del Partido Republicano tendrá que enfrentarse a Hillary Clinton o a Bernie Sanders, y a juzgar por los resultados de este martes, el socialista de Vermont tiene buenas oportunidades de truncar el sueño de la ex secretaria de Estado que lucha por convertirse en la primera mujer presidente de EE UU. Si en Iowa Clinton se permitió calificar de victoria el empate técnico en el que sólo le sacó tres décimas a Sanders, este martes este la vapuleó por más de veinte puntos. La primera consecuencia es que la ex primera dama, que en la Casa Blanca cedía el dormitorio de Lincoln a los donantes y como ex secretaria de Estado recibió hasta 675.000 dólares DE Goldman Sachs por una ponencia, mimetizó el discurso del socialista contra la América corporativa y se presentó como el azote de Wall Street.

En el instituto de Concord donde Sanders celebraba su victoria, los jóvenes que le han aupado contra viento y marea no compraron la transformación anticorporativa de Clinton. "¡No necesitamos una SuperPac (plataforma de acción política para recaudar fondos ilimitados), Bernie nos cubre las espaldas!", coreaban. Tracy Chapman cantaba por los altavoces 'Talking about the Revolution', pero Sanders no les dejó abuchearla y recordó, a sus seguidores y a los de Clinton, que en noviembre tendrán que unirse para evitar que un republicano vuelva a la Casa Blanca. "La última vez que lo hicieron quebraron el país", recordó. El senador independiente de Vermont es también uno de los pocos congresistas que votó contra la guerra de Irak, otra de las grandes diferencias que le separan de su rival.

Sanders lo tiene más difícil en las próximas dos paradas Nevada, donde la población hispana simpatiza con los Clinton, y Carolina del Sur, donde este hombre blanco y judío de 74 años tiene dificultades para contrarrestar la influencia del primer presidente negro y su ex secretaria de Estado. Sin embargo, Jeff Weaver, jefe de la campaña de Sanders, ha asegurado que confía en llegar hasta los hispanos con un mensaje de justicia social y de oportunidades económicas que refleje sus aspiraciones.

Lo que New Hampshire y Iowa han dejado claro es que este año las primarias no rubricarán la selección del 'establishment', sino que los que de verdad deseen llegar hasta la Casa Blanca tendrán que ganarse el favor de las bases, estado por estado.

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