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Paco López, en su último partido en el Palacio, contra Cuenca. :: FERNANDO DÍAZ
De viaje con Paco
Balonmano

De viaje con Paco

López podría reaparecer «unos minutos» mañana en Vigo

PABLO ÁLVAREZ

Viernes, 11 de diciembre 2009, 12:04

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Último viaje del año, que no de la temporada. El Naturhouse coge esta mañana el autobús para Vigo, y en él irán trece jugadores. Uno de ellos será Paco López.

El Naturhouse recupera así, por primera vez en cinco partidos, a un lateral zurdo. Primero cayó Isaías, en la concentración de la selección española la última semana de octubre. Paco López apareció entonces con un par de actuaciones memorables; sobre todo en el partido contra Cuenca, con el Palacio entero aclamándole.

Pero, en esa cuesta arriba de lesiones que ha vivido el Naturhouse, López cayó en Belgrado. En el primer partido europeo del Naturhouse el zurdo sufrió una pequeña rotura muscular en el gemelo izquierdo. En principio parecía que iba a sanar antes, pero la recuperación ha sido lenta. De hecho, López viaja sin estar aún del todo recuperado. «Sólo jugaría unos minutos si es muy necesario», explicaba ayer Jota González, el entrenador del Naturhouse.

Dieciocho, mejor que 16

Y eso que el encuentro de mañana por la tarde (toda la jornada se juega a las 18.30 horas) tiene mucha importancia para el Naturhouse. «Con 16, ya hemos superado el récord de puntos en la primera vuelta», explica Jota. «Pero terminar con 18 nos daría un colchón muy grande para nuestras aspiraciones de seguir en Europa».

La semana ha sido algo más tranquila que otras en cuanto al ritmo físico de los entrenamientos. «La gente está muy cansada», reconoce el técnico. «Hemos entrenado algo menos quizá, aunque tenemos las mismas sensaciones que antes».

Hay sin embargo, el riesgo de que el equipo pierda el hambre de ganar que ha sido clave para su excelente rendimiento, sobre todo en la pasada semana. «Creo que tenemos las mismas ganas de ganar», asegura Jota. «Aunque quizá menos necesidad».

En cualquier caso, Jota sí está preocupado porque sus hombres se vean demasiado bien. «Los halagos debilitan», asegura.

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