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Gurutz Aguinagalde (en el centro) celebra entre sus compañeros la victoria de ayer./FERNANDO DÍAZ
El Naturhouse se acerca a la Copa del Rey, tras superar con claridad a un grande de la Asobal
Naturhouse 35 - ademar león 30

El Naturhouse se acerca a la Copa del Rey, tras superar con claridad a un grande de la Asobal

Ni las bajas ni el rival pudieron con el equipo de Jota, que fue siempre superior al Ademar León

PABLO ÁLVAREZ

Lunes, 30 de noviembre 2009, 18:35

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Hay cosas que sólo se explican por un estado de ánimo. O por un estado de gracia. En el deporte pasa, a veces: el pequeño, casi desahuciado de inicio, acaba comiéndose al grande en una noche de magia. El orden de los planetas cambia, y la lógica de la cuenta corriente adelgaza y se queda en nada.

El Naturhouse es, ahora mismo, un equipo que sonríe. Y no debería. Porque lleva un mes sometido a una presión extrema, con un número creciente de jugadores lesionados que eran, además, muy importantes en la plantilla. Todo eso en el momento decisivo, con un aluvión de partidos para decidir Europa y para lograr la clasificación para la Copa del Rey.

Pero este equipo sonríe, y en ese estado de felicidad pasó ayer por encima del Reale Ademar, un grande de la liga. No lo hizo a la heroica, sufriendo para ganar en el último minuto. Lo hizo con una demostración de juego inteligente, de capacidad de gol (sólo fallaron 12 tiros en todo el partido) y de concentración.

Quizá sea injusto, o al menos incompleto, decir que el Naturhouse ganó por pura felicidad: hay detrás mucho trabajo, mucho vídeo, mucha táctica, mucha voluntad de jugar aunque sea fuera del puesto, mucho vestuario. Mucha facilidad para crear (Jota) y asumir (sus jugadores) en cinco días un buen montón de variantes ofensivas nuevas para este equipo, y que acabaron volviendo endeble a una de las mejores defensas de Europa.

Jordi Ribera, el entrenador de Ademar, explicaba tras el partido lo que temía del Naturhouse: que los riojanos buscaran con insistencia la línea de los 6 metros con sus centrales, muy móviles, y ayudados por la altura de su pivote, Ángel Romero. No se puede decir, pues, que no estuvieran avisados.

Centrales

Pero al final acabó pasando exactamente eso. Que Velasco, Vigo y Tioumentsev, tres hombres en estado de gracia, se hartaron de sacar de su sitio al tremendo centro de la defensa local (Carou y Chernov) y a sus alas: Ademar, indeciso entre abrir su defensa para buscar a los fintadores o cerrarla para protegerse de Romero, acabó naufragando. El pivote, sensacional en el ataque, provocó un buen montón de penaltis que fueron muy importantes en el encuentro.

Ademar salió por delante colgado de Denis Buntic y Mikel Aguirrezabalaga, dos tiradores que valen lo que cuestan. O más. Pero poco a poco la cosa acabó pareciendo un asunto de coro contra solistas. Ademar no podía con el 6-0 riojano, y sorprendentemente los papeles se invirtieron: los leoneses, un equipo que vive muy bien de su contraataque, concedieron un buen montón de ellos al Naturhouse, que últimamente no corre nada.

Cuando, en el minuto 17 de partido, el Naturhouse se puso por delante (9-8), pocos sospechaban que iba a ser para siempre. Pero así era. Los centrales y ese gran trabajador que es Amargant zigzagueaban ante la narices de la defensa del Ademar, con Sasha Tioumentsev (qué pedazo de jugador) y su finta diabólica como punta de lanza. Y mientras, los dos extremos (vivan los suplentes) se hinchaban. Un gran día de Parra, el primero este año, y un gran día de Juárez, que ya van unos cuantos, fueron decisivos: 15 goles de 16 lanzamientos entre los dos.

El Ademar se aguantó por calidad hasta el minuto 50. El Naturhouse, con el guión de los grandes, rompió entonces el partido con defensa y contraataque, con 9 goles en los últimos 10 minutos. Ademar, detrás, acabó precipitado, concediendo una ventaja imposible.

No faltó al final ni el primer gol de Arturo en Asobal. Bien por él. Bien por todos.

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