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Fernando Lugo en una entrevista ayer, con el cuadro 'Las lágrimas de San Pedro', de El Greco al fondo. / ENRIQUE MARCARIAN-REUTERS
Fernando Lugo consigue en Paraguay una histórica victoria de la oposición
MUNDO

Fernando Lugo consigue en Paraguay una histórica victoria de la oposición

El ex obispo, y presidente electo con el 40% de los votos, acaba con 61 años de gobierno continuado del Partido Colorado

MARCELA VALENTE

Martes, 22 de abril 2008, 10:31

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«Hemos escrito una nueva página en la historia nacional», destacó el flamante presidente electo de Paraguay, el ex obispo centroizquierdista Fernando Lugo, que logró con su candidatura poner fin el domingo a 61 años de gobierno del conservador Partido Colorado.

«Ustedes son culpables de la alegría del pueblo paraguayo. Hoy podemos afirmar que los pequeños también estamos capacitados para gobernar. De ahora en adelante este pueblo será conocido por su honestidad, no por su corrupción», aseguró Lugo ante una multitud que lo ovacionaba frente a la sede partidaria.

Con el 40,8% de los votos, el religioso, que se había presentado al frente de una alianza diversa de partidos y movimientos sociales formada hace menos de un año, superó las expectativas más optimistas de los encuestadores. El resultado lo alejó más de lo esperado de la candidata gubernamental, Blanca Ovelar, que obtuvo 30,8% de respaldos. «Asumimos con dignidad que los resultados son a esta altura irreversibles», admitió Ovelar horas después de culminada la votación. Por su parte, el ex militar golpista Lino Oviedo cosechó 22% de los sufragios y quedó tercero.

Tras una noche de festejos en las calles, Lugo se manifestó sereno ante el triunfo. Prometió que su gobierno estará integrado por «personas idóneas y honestas» y que no hará falta estar afiliado a ningún partido para ser funcionario o tener un cargo. Este compromiso, que podría parecer obvio en cualquier otro país, es revolucionario en Paraguay, considerado uno de los cinco países más corruptos del mundo y el primero de Latinoamérica.

Clientelismo cambiado

El clientelismo que cultivó el oficialismo durante décadas transformó en votantes cautivos a decenas de miles de electores que, a su vez, son agentes públicos. Pero una mayoría simple de votantes dijo basta el domingo y el Partido Colorado -que se había consolidado durante la prolongada dictadura de Alfredo Stroessner (1954-89)- se cayó. El diario local 'ABC' sintetizó la nueva coyuntura como el fin de una prolongada y oscura transición que sumió al país «en extremos de miseria, injusticia y descrédito».

Pese al escenario que queda atrás, el nuevo presidente confirmó que no habrá ningún tipo de persecución a los opositores. El aún presidente, Nicolás Duarte Frutos, devolvió la gentileza. Dijo que va a colaborar «para que el traspaso se realice en un marco pacífico, de entendimiento y con espíritu de construcción». El nuevo mandatario asumirá el cargo el 15 de agosto, y lo hará por cinco años. «Por primera vez en la historia política de Paraguay se producirá un traspaso de un partido a otro sin derramamiento de sangre, sin golpe de Estado y sin violencia», declaró Duarte.

Gobernabilidad, el reto

Entre los principales desafíos del gobernante electo está el de la gobernabilidad. El ex obispo es la cara de la Alianza Patriótica para el Cambio, una coalición heterogénea integrada de apuro por casi una decena de partidos políticos de diferentes tendencias y más de una veintena de organizaciones sociales, religiosas, indígenas, de campesinos, de mujeres y de derechos humanos. Sin experiencia, el nuevo presidente deberá lidiar con una diversidad eficaz para vencer elecciones pero incierta a la hora de gobernar.

Por otro lado, Paraguay es un país sumido en la pobreza y la desigualdad. Si bien las cifras oficiales indican que hay un 35,6% de personas pobres, datos privados estiman ese porcentaje por encima del 40%. Para contar con mayores recursos, Lugo anticipó que impulsará una reforma agraria, expropiará tierras improductivas y renegociará con Argentina y Brasil contratos de producción de energía hidroeléctrica, que fueron históricamente desfavorables para Paraguay. «Hemos culminado una etapa y hoy comenzamos otra, la del compromiso de transformar Paraguay todos juntos», prometió.

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