El Seminario y Corazonistas, uno de los tradicionales dormideros de estorninos en Logroño, sigue siendo lugar prioritario de actuación. :: JUAN MARÍN
LOGROÑO

Logroño retoma su plan antiestorninos

El control de dormideros consigue que los grandes bandos se fragmenten en otros más pequeños y se dispersen hacia La Grajera y Las Cañas El número de aves que se adentran en la capital para dormir ha ido descendiendo desde el 2005 hasta quedarse en 190.000

JAVIER CAMPOS jcampos@diariolarioja.com

Domingo, 25 de agosto 2013, 01:42

Lejos quedan los tiempos en que el cementerio municipal llegaba a registrar la visita de hasta 2,5 millones de ejemplares y los hermanos fossores intentaban ahuyentar sin éxito tan molestas aves con cañones de gas cada atardecer. Los estorninos campaban a sus anchas entre el cielo y el suelo y la plaga no sólo se dejaba sentir en el camposanto... De hecho, vecinos de barrios como Madre de Dios, Murrieta y el Seminario se quejaban de que ni siquiera podían tender la ropa ya que las heces de las bandadas la manchaban mientras volaban en dirección a los dormideros.

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Hoy, casi 10 años después de aquello, el escenario ha cambiado radicalmente, si bien desde la Administración local, conscientes de que cada otoño hay que permanecer alerta y no bajar la guardia precisamente para no volver a la situación anterior, ya se trabaja como cada año en el plan antiestorninos: el Ayuntamiento de Logroño acaba de volver a sacar a concurso los servicios técnicos para controlar los dormideros en las zonas urbanas de la ciudad.

Resumiendo: un contrato que tradicionalmente viene siendo adjudicado a Sturnus para ahuyentar prácticamente al 100% de los estorninos con sus no ya menos tradicionales métodos acústico-ópticos y vuelos de halcones adiestrados -exclusivamente disuasorios- en la persecución de bandos; un pliego que establece un presupuesto de 110.158 euros para las dos próximas temporadas -del 1 de noviembre al 30 de abril tanto del 2013-2014 como del 2014-2015-. «No es barato, pero si no se toman estas medidas los problemas que ya conocemos volverían a sufrirse cada año», sentencia el concejal de Medio Ambiente, Jesús Ruiz Tutor.

Los informes realizados cada final de temporada constatan que, desde el inicio de las actuaciones de ahuyentación y control en el 2005, se ha registrado un notable y progresivo descenso del número de aves que cada año se adentran en Logroño para dormir, aliviándose mucho el problema inicial. Además, se ha notado una marcada tendencia a la dispersión en diferentes dormideros, concentrándose menos aves en cada uno de ellos y generando menos molestias en cada punto detectado.

Los grandes bandos, según los últimos informes de actuación, se dispersan en pequeños bandos o «fragmentos» del original, buscando prioritariamente las áreas de las reservas naturales más próximas a Logroño, en concreto La Grajera y Las Cañas. También se ha podido constatar más la presencia de grupos en las arboledas y carrizales del Ebro y en los del Leza.

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Las cifras hablan de que en anteriores campañas han visitado Logroño unos 190.000 ejemplares, con una mayor concentración en dormideros como el Seminario, el pinar del Horcajo y la central del polígono de Varea y disminuyendo en otros en los que había problemas en el pasado, como en el colegio Obispo Blanco Nájera o la zona de la Universidad.

Hechos tales como la desaparición de uno de los dormideros históricos en la ciudad, como era el antiguo cuartel de Murrieta -donde se levanta el futuro Palacio de Justicia-, han hecho que otros como el Seminario y Corazonistas registren mayores bandadas, si bien las labores de ahuyentación dan el resultado esperado.

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