Derechazo de Jiménez con el primero de la tarde de nombre Presumidito. Plaza 1

Jiménez mira ya al escalafón superior

El riojano se despidió como novillero en Madrid con un lote que ofreció pocas opciones para el lucimiento

Viernes, 4 de julio 2025, 12:41

La afición a los toros y la pasión por un torero mueven montañas. Anoche toreaba Fabio Jiménez en Las Ventas y un nutrido grupo de alfareños viajó para acompañar a su paisano en la última novillada de su carrera. No molestaba el calor, ni que el espectáculo comenzase con el ocaso del sol, lo que realmente importaba era presenciar la despedida como novillero del joven coletudo. En unas semanas Jiménez se vestirá de luces y el festejo de anoche suponía el fin de un ciclo.

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Ceñido en un terno azul marino y oro Fabio Jiménez salió disfrutando cada uno de los pasos que le llevaron del patio de caballos venteño a los bajos del palco presidencial. Saltó al ruedo el primer novillo de Sagrario Moreno. Un ejemplar aplaudido de salida por su presencia que no tuvo fuerza. El burel era tan bello como flojo, tenía buena intención, pero no podía. El de Alfaro solo pudo estar dispuesto, mucho, intentando el toreo fundamental conforme a su concepto clásico, buscando la pureza que la semana pasada sorprendió en Sevilla, pero ante un animal sin reprís poco pudo hacer. Hizo la cruz y dejó una gran estocada.

En el cuarto del festejo Jiménez tropezó con un novillo que carecía de clase y que salía desentendido de los trastos. Por si fuera poco, el viento se hizo presente, aquello se puso imposible y tuvo que coger la tizona.

El cielo descargó una tormenta que no medró a Bruno Aloi que mostró tener muy buenas maneras frente a un ejemplar noble de Sagrario Moreno. Aloi dejó una grata sensación tras una madura actuación que rubricó con la espada al segundo intento. En el quinto el mexicano estubo muy firme, asentado, y con los talones enrocados al ruedo. Bajó la mano con la muleta firmando, especialmente, unas series de enjundia por la diestra.

El peruano Pedro Luis se presentaba anoche en el coso de la calle Alcalá. En el primero de su lote se encontró con un animal exigente al que lidió con un toreo un tanto bisoño. Se fue a portagayola y con la pañosa tuvo disposición con el brutito novillo que apenas tuvo finales. Con el cierraplaza y bajo la tormneta dejó constancia, de nuevo, una intachable aptitud.

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