María de Toro posa en su despacho del CIBIR con el libro 'Sabias. La cara oculta de la ciencia', de Adela Muñoz Páez. JUSTO RODRÍGUEZ
María de Toro | Responsable de la plataforma de Genómica y Bioinformática del CIBIR

«Hay pocas líderes de grupo con hijos, ese es el techo de cristal»

«A veces hay un trato distinto, que para mí no es humillante, pero sí molesto y que corrijo»

ROBERTO GLEZ. LASTRA

Lunes, 8 de marzo 2021, 01:00

Es la responsable en La Rioja de monitorizar el SARS-CoV-2 desde el estallido de la pandemia y de vigilar sus mutaciones y detectar las nuevas variantes. María de Toro (Logroño, 1985), doctora en Biología Molecular, habla con pasión de su profesión y es capaz de, con paciencia infinita y sin perder su eterna sonrisa, hacer entender a un profano lo incomprensible. La misma calma con la que corrige y no deja pasar ni un solo episodio de discriminación de género.

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- Los virus y las bacterias no suelen hacer distinción de géneros, ¿persiste en el ámbito científico?

- Pues sí, desgraciadamente sí, porque aunque las mujeres somos claramente mayoría en las facultades de Ciencias de la Salud, donde superamos el 70%, a medida que vamos avanzando en la carrera profesional, ese porcentaje disminuye al 50% en la tesis; cuando vas a profesores, ayudantes y titulares de universidad, ya somos menos del 40%; y si vas al mayor rango, catedrático de universidad, al 20%. Se habla de una tubería que va goteando mujeres y así es.

- ¿Con qué se ha encontrado más con micromachismos o con actitudes peores, sin ese prefijo?

- Sí, sobre todo micromachismos. No es la generalidad, pero de repente hay situaciones en las que algo te rechina. Por ejemplo hay veces que me han presentado a otras personas y han dicho 'ésta es la chica que hace Bioinformática'. Seguramente, si en vez de ser una mujer de 36 años hubiese sido un hombre de esa misma edad me habrían presentado como el doctor tal, responsable de Genómica y Bioinformática del CIBIR. También he vivido lo que entre nosotras llamamos el patriarcado científico, hombres que tienen una muy buena trayectoria profesional y parece que siempre te tienen que dar lecciones sobre lo que tienes que hacer, cuando a los hombres no se las dan. Es un trato diferente, distinto. No es humillante, pero molesta, y yo no montó un lío, pero sí corrijo esas situaciones. También es molesto el oír 'cuando seas madre no podrás dedicar tanto tiempo para esto' porque a mis compañeros hombres jamás se les dice 'cuando tengas un hijo no tendrás tiempo para investigar tanto'.

- ¿El problema está más en la carrera profesional?

- En el CIBIR somos mayoritariamente mujeres y, además, muchas de ellas madres, pero es verdad que en los cargos de responsabilidad, entre los líderes de grupo, es más complicado encontrar mujeres. Hay un factor clave y coincide, además, con ese desarrollo de la carrera, que es la maternidad. Cuando hablamos de techo de cristal, ese techo es la maternidad, porque, de hecho, cuando miras mujeres líderes de grupos casi ninguna tienen hijos, es un factor común. Son muy pocas las que llegan a ser líderes teniendo familia, teniendo hijos.

- Usted sí lidera una de las áreas del CIBIR, además imprescindible en la pandemia.

- Sí, de hecho, la plataforma de Genómica y Bioinformática estuvo previamente liderada también por otra mujer, María Íñiguez. Además, en nuestra planta, el 80% somos mujeres, pero también es cierto que los jefes de grupo en investigación suelen ser hombres.

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- De ahí viene esa brecha salarial que se denuncia, ¿no?

- Claro, en una igualdad de un mismo trabajo no hay brecha, porque son contratos públicos y todo está regulado, pero cuando las posibilidades de promoción no son las mismas...

- Quedan demasiados motivos para celebrar el 8-M, ¿no?

- Completamente, sí. De hecho, nosotros en ciencia tenemos también cada 11 de febrero el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

- ¿Cómo lo va a conmemorar?

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- Pues como es lunes, trabajando, porque este año no podemos hacer nada, ni reunirnos ni agruparnos. Mi padre siempre suele tener un detalle para las mujeres de la familia y por lo demás será una jornada normal de trabajo. El 8-M tiene que ser todos los días, porque cada día tenemos que ser capaces de parar, con tranquilidad y educación, cualquier actitud de machismo o discriminación y de visibilizar nuestro trabajo.

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