MIENTRAS SUENE LA MÚSICA
Desde que empezó la campaña electoral, algunas canciones se repiten en mi cabeza. No se trata de los temas más reproducidos en Youtube si no ... de los que acompañan en sus mítines a los candidatos. Bien saben los jefes de campaña que la música despierta emociones. Inolvidable me resulta aquel ¡Qué viva España!, con Vox en Riojafórum para apelar al voto patriótico como si el resto de las papeletas no fueran por el país.
Los partidos se agarran a los sentimientos de los electores y, a veces, no cuentan con la memoria, el hastío y la confusión de estos. Les ha tenido que mostrar el CIS que votos considerados seguros habían dejarlo de serlo. La respuesta, intentar ocupar su silla y la de al lado, entremezclando principios propios y los de otros. Un error que ha traído la autocrítica del PP y lleva a Casado en esta 'segunda vuelta' a buscar el perfil propio. No es el único. Podemos cambió la plaza por el chalé y su admiración por Venezuela por... La versión regional, se une con IU y Equo y en la municipal unas veces sí y otras no y, de paso, feminiza su nombre en Unidas Podemos después de aquel cartel de con disculpa incluida de 'Vuelve' (él). Sí, las mujeres estamos de moda.
Mientras, Vox elige el asiento del 'patriotismo', se apropia de la defensa del campo, la caza y los toros, pero sin aclarar cuestiones: siempre dice 'no' a los debates y envía a su candidato a la alcaldía en Logroño por los barrios a los espacios de esparcimiento de perros. Algo chirría. La idea, ocupar su silla y, si puede, la de al lado. No recuerdo unas elecciones con tantos 'perdones'. Tampoco nuestra ciudad recibía tantas interesadas visitas hace tiempo. La última, la de Sánchez para apoyar a Andreu y Hermoso de Mendoza. Ni el presidente en funciones se olvidó de los apoyos de su 'oposición' asegurando que le votará «la gente honrada de derechas», mientras sigue sin confesar con quién pactará. Hay que seguir girando en el juego de las sillas al son de la música. Al mismo ritmo, los indecisos pierden el interés ante el zigzagueo en intenciones e ideales, ya no aplauden en este baile, aunque vuelvan a las urnas con la esperanza de que su elegido cumplirá cuando llegue el silencio y si se sienta en la silla.
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