Este mes iba a referirles que mi madre trabajó en el asilo de ancianos de mi pueblo a cargo de las monjas y que, aunque ... hace más de treinta años, ella ya se percató del gran negocio que allí había. Decía que les entraban subvenciones y donaciones por todas las fuentes imaginables. A pesar de que hacía bien su trabajo, la despidieron cuando tenían que hacerla fija. Como ustedes saben, las residencias han sido motivo de indignación por el número de muertos a causa de la pandemia, casi 20.000. Esta tragedia ha servido para descubrir las lamentables condiciones en las que están los residentes y la precariedad laboral de los trabajadores, en su mayoría mujeres. El 75% de las plazas de las residencias está en manos de multinacionales y fondos buitre. Por ejemplo, contrasta el hecho de que la empresa CLECE (propiedad de Florentino Pérez) declare millones de beneficios y pague 600 euros al mes a las trabajadoras. Las administraciones públicas deberían impedir que se haga negocio con la salud de esta población tan vulnerable.
Pero no tengo más remedio que hacerme eco de la noticia del verano, la desaparición del rey emérito. Más de una vez les he explicado que mi padre se refería a él como su quinto, ya que coincidieron en la Academia Militar de Zaragoza. Digamos que han sido vidas sin ningún paralelismo. Mi padre murió en su cama, en su casa, en su barrio, en su pueblo y en su país. Y este señor, por lo que escriben algunos apenados periodistas, pareciera no tener donde caerse muerto, privado de su asignación de 200.000 euros anuales, sin pensión y a merced de la caridad de sus amigos. No sé si se han dado cuenta, pero las crónicas y los documentales que se están emitiendo por su abrupta salida de España apenas analizan los motivos del abandono de su patria querida, sólo narran su vida de sacrificio y servicio a España y su heroico papel en el golpe de Estado de 1981. Ni una palabra de su fortuna (estimada en más de 2.000 millones de euros) y la forma presuntamente ilícita de conseguirla.
Yo creo que es una campaña de imagen de la monarquia y del monarca sin precedentes, con una indulgencia que no recuerdo en nadie a no ser que se haya muerto, como pasó con Suarez. Y los pocos que nos atrevemos a cuestionar la anacronía de que en pleno siglo XXI un jefe de Estado ocupe su cargo por linaje somos tachados de irresponsables y de inconstitucionales.
Aprovechando que mi padre y el padre de Felipe VI se conocieron, yo le daría un consejo a la familia real, si de verdad quiere dar ejemplo y restaurar el deteriorado prestigio. Se me ocurre que devuelva el dinero presuntamente obtenido de forma irregular y que pague a Hacienda. Si no quiere echar mano de sus ahorros, que haga una solicitud de ingreso en el asilo en el que trabajó mi madre. No es el Caribe pero el aire de la Sierra de Baza es muy saludable. Además, si su esposa Sofía decide perdonarle sus canitas al aire y acompañarlo creo que disponen de habitaciones para matrimonios. Y dicho sea de paso, igual las monjas, como son tan caritativas, no le cobran nada por los servicios prestados al pueblo español.
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