Dibujando cronopios

Tiempo de soma

E n 'Un mundo feliz', Aldous Huxley nos mostró una posible sociedad distópica y alienada en la que, para controlar a la población y que ... fuera mera masa productiva, se le administraba una droga llamada Soma, que dejaba a la gente estupefacta e inane. El soma era uno de los mecanismos del poder para mantener estable a la sociedad y que los ciudadanos no tuvieran demasiadas frustraciones que pudieran poner en peligro la paz social. El soma era una solución perfecta para las angustias emocionales, pero tenía en el reverso más oculto la dependencia que generaba, en un continuo afán de consumo, como cualquier droga.

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El otro día terminé una serie de Netflix y ya me estaba poniendo a buscar otra, porque parece como que se nos queda el cuerpo vacío y la mente ansiosa si no tenemos una historia por capítulos que seguir durante días o semanas. Y me acordé de la novela de Huxley y ese poder balsámico y embriagador de las series. Pensé en el tiempo que había empleado (¿perdido?) viendo las grandes historias: 'The walking dead' (yo vi 7 de las 11 temporadas, a 16 capítulos por serie a una hora más o menos, 112 horas); 'The wire' (5 temporadas, 65 horas); 'Los Soprano' (6 temporadas, 86 horas); 'Oficina de infiltrados' (versión francesa, 5 temporadas, 50 horas); 'Yellowstone' (5 temporadas, 53 horas). Y entre medias una cantidad imprecisa de miniseries que he terminado o no, y cuyos personajes y argumentos se me confunden en un batiburrillo difuso. Y pensé, mientras buscaba otra serie, que durante esas horas y las que vendrán está Gaza y los miles de muertos; y las guerras de Yemen, de Somalia, de Myanmar, Etiopía y Siria; mientras, hay millones de personas que apenas tienen qué comer y otras viven en zonas de miseria y desesperación; mientras, los polos se derriten y las aguas inundan zonas habitadas; mientras, la corrupción a diestras y siniestras; mientras nuestro equipo gana la liga o la champions o baja a segunda, y ahí sí que salimos brevemente del letargo como cuando vaaaamoooss, y Alcaraz gana Roland Garros y volvemos a sentirnos imbatibles. Pero ahí siguen los represaliados en Rusia y los de China, y en EE UU, que se están llevando por delante años de democracia y auténtica libertad; mientras, aquí seguimos con las cañitas y el despiporre porque para eso somos españoles, qué pasa. Y mientras, hay familias que apenas llegan a fin de mes; mientras pasamos las horas absortos en tramas infinitas, en ese tiempo detenido, en esa laguna del tiempo, perdemos amaneceres, no pronunciamos palabras ni escuchamos argumentos; mientras siguen los bulos, las mentiras y los fakes, que ignoramos u obviamos entre personajes que se nos mezclan en la mente abarrotada; mientras pasa el tiempo suspendido, nos perdemos paseos en veredas apacibles, libros con palabras calladas, abrazos necesarios, la visita a un museo para ver el cuadro de una mujer mirando por una ventana al horizonte.

Confieso que estoy viendo otra serie en Movistar+, y que me está gustando. A ver si me rehabilito de una vez. Y encuentro el tiempo perdido.

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