Dibujando cronopios

Puertas giratorias

Resulta que, de toda la vida (en realidad, desde que se vio que esto de la política aparte de ser un arte para unos pocos, ... también podía dar unos pingües beneficios) se daba por supuesto que algunos de los que se dedicaron durante años a lo público, una vez terminada su abnegada tarea podían pasar, si había organizado su agenda convenientemente, al mundo de los negocios privados. No todos son así, y la mayoría se dedican al servicio público con honestidad y criterio, y luego vuelven sin ruido y a veces sin el debido reconocimiento a sus ocupaciones anteriores: como profesora, abogado, economista o directora de cine. Y así unos y otros, de aquí y de allá de las diversas tendencias políticas se buscaban algún consejo de dirección tranquilito o no tanto, para poder hacer un aterrizaje apacible en la vida civil. Puestos bien remunerados con despacho en la sede central en la capital del país, puede que secretaria, coche con lunas tintadas y chófer, y unas tareas no muy exigentes para tener un buen colchón y pocos o ningún quebradero de cabeza. Como aquel tipo que fue cantante, luego pasó a la política y de ahí a un despacho en el que, según contó en sede judicial por no me acuerdo qué caso, se dedicaba a leer el Marca y poco más. Qué grande Jaime, con su canción «Tengo un talonario de cheques, para derrochar...».

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Sin embargo, ahora el chico Elon Musk y su banda (no son un grupo indie, es una organización muy bien estructurada) han pensado que si las puertas se pueden abrir desde la administración hacia afuera, por qué no podría hacerse en sentido inverso. Si los dueños de las empresas podían dar una salida a las diversas promociones de políticos amortizados, por qué no podían los directivos, en buena lógica, cruzar la puerta hacia adentro y ver qué podía hacer la Administración por ellos. Y en eso están al parecer, con una especie de oficina que tiene nombre de coche antiguo: DOGE, Departamento de Eficiencia Gubernamental. Un artificio administrativo que se han inventado y que con la disculpa para la galería del ahorro de gastos y con el objetivo de reducir su tamaño, reestructurar sus dimensiones y desmantelar la burocracia, han entrado a saco en la administración USA a ver en realidad qué pueden hacer por lo suyo. Porque estos señores, con ese aparente sentido tan altruista del servicio público, consideran que la regulación existente en su país no les dejaba expandir suficientemente sus negocios y así se van adentrando en ese laberinto para ir aflojando esa regulación, eliminando esos molestos límites de contaminación de sus empresas, aquellas cortapisas que les dejaban los beneficios en casi nada. Entrar en la política por la puerta que sea, con la disculpa que proceda para seguir incrementando sus fortunas estratosféricas. No hay mucho más. No todos los que entran en la política son así. Hay quien cree que se puede hacer algo por los demás. Los eligen democráticamente, hacen su trabajo lo mejor que pueden y dejan un rastro positivo. Nada más. Y nada menos.

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