El colegio Agustinas cierra un capítulo muy especial: Amadeo, nuestro querido profesor y compañero, inicia una nueva etapa tras una vida dedicada a la enseñanza.
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Quienes tuvimos la suerte de aprender a su lado sabemos que su vocación ha dejado una huella imborrable. Amadeo enseñó mucho más que materias: enseñó a pensar, a respetar, a sentir, a ser mejores personas. Su pizarra era un lienzo; sus dibujos, arte puro, y su forma de enseñar, pura magia. Cada clase suya era un viaje de imaginación y emoción. Como compañero, ha sido ejemplo de generosidad, sabiduría y cercanía; trabajar con él un regalo. Su legado queda en cada rincón del colegio y en cada corazón que tocó. Hoy te decimos gracias, Amadeo: por tu pasión, tu arte y tu humanidad.
Compañero, nunca la letra de una canción que hemos cantado tantas veces juntos con tu guitarra tiene tanto sentido en una persona: hermano, MAESTRO, amigo, tú nos enseñaste a volar.
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