Es complicado entender el orgullo de ser patronal cuando es la que deshumaniza continuamente a las personas trabajadoras. Es el caso de las patronales del ... sector de la dependencia de La Rioja, cuyo único mérito ha sido hacer creer a la ciudadanía que les importa algo los cuidados en sus centros de trabajo. Su manera de despreciar nuestras precarias condiciones, nuestras súplicas a voces de que necesitamos estar bien cuidadas para cuidar bien no les debe de impresionar. Unas propuestas sensatas, normales y básicas... Pero no, ellos impasibles, imperturbables, insensibles y ajenos a las demandas de las personas trabajadoras. Resbalando por sus hombros todo peso perturbador que puede crear la conciencia de saber que estás desatendiendo a las plantillas en sus propias empresas. Que el lucro, el ahorro, y el descaro individual es la meta final de cada día, ahorro en personal, en material y en quebraderos de cabeza por el descontento de vuestras personas empleadas. Todas las personas conocemos a otras que a gritos exponen cómo nos hacéis trabajar en las residencias, de la necesidad de mejorar y negociar. Pero la patronal descansa, no sufre, no titubea, recibe dinero de la Administración (y no poco) y goza del placer de tener en sus manos nuestras posibilidades de avanzar, mejorar y dignificar los cuidados que ya hace mucho que no podemos dar. Ser patronal debe ser bonito, pero en La Rioja, en las residencias hace mucho que lo único bonito que hay son los jardines y las fachadas.
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